24 de julio de 2011

EL GRAN LIBRO DE CHARLIE BROWN


Me decidí a darle una oportunidad a Charlie Brown cuando me lo recomendó un compañero y organizador de la tertulia. Había leído alguna que otra vez tiras sueltas y al azar y, quizá por eso, y por mi escepticismo respecto a él, no me había convencido.
Este volumen, en cambio, es una recopilación de las mejores tiras. Y la verdad es que merece la pena. Quizá el tono sea tristón, un tanto deprimente, pero uno no puede dejar de sentir cariño por ese personaje torturado que es Charlie y por el surrealismo que guarda su mundo. Porque, a mí modo de ver, he ahi la clave este cómic. Nos hace ver el surrealismo inherente al supuesto mundo del los adultos.
Quien me lo recomendó, me señaló que muchos chistes de Mafalda parecen sacados de este cómic, y ciertamente es así, aunque uno no sabe si no provendrán ambos de la limitada experiencia humana; lo cual hace más ineludible la comparación entre Charlie y Mafalda. Ciertamente Mafalda me parece mucho más ingeniosa y divertida, me río mucho más con esta, pero Charlie creo que es más sutil. Diría que si Mafalda muestra el niño que hay en todo adulto, Charlie muestra el adulto que hay en todo niño. La competitividad de este mundo es algo que hacemos entre todos.
Charlie se empeña en hacer las cosas bien y en triunfar, y en cambio va de fracaso en fracaso burlándose todos de él. Lo que me saca de quicio es que nunca de un puñetazo en la mesa y se imponga. Pero, aunque quizá aún no lo sepa, Charlie tiene razón. Lo que nos muestra Schulz, ese pastor puritano de apellido Nazi, es que el mundo en que todos queremos triunfar, también nuestro protagonista, es un mundo absurdo y surrealista que todos aceptan, y sólo Charlie parece ver tal cual es, resignado pero despierto. Solo espero que algún día encuentre a la chica de rizos amarillos y le diga que el estaba en lo cierto: lo importante no es ganar al béisbol sino jugar con Charlie Brown.