18 de enero de 2018

Revisar un clásico: Maus

Art Spiegelman, Maus: Relato de un superviviente (1973-1991)
Premios en el Festival de Angoulême (1988 y 1993), Eisner (1992), Harvey (1992) y Pulitzer (1992).
Art Spiegelman y Hillary Chute, MetaMaus (2011)
"Lo más interesante de los tebeos para mí tiene que ver con la abstracción y las estructuraciones que implica la página del cómic, el hecho de yuxtaponer momentos temporales. En una historia que trata de convertir en cronológico y coherente lo incomprensible, la yuxtaposición de pasado y presente insiste en que el pasado y el presente están siempre presentes: uno no desplaza al otro." (MetaMaus, p. 165)
En 1989, la inusual colaboración entre una editorial de cómics (Norma) y otra de literatura y ensayo (Muchnik) trajo a España la primera parte de Maus, finalizada solo tres años antes. Sin embargo, hubo que esperar bastante más para acceder a la obra completa: Planeta De-Agostini la publicó en 2001, cuando ya había pasado una década desde su edición original. Después, además de en múltiples reediciones en castellano, se ha podido leer en catalán y gallego.
A partir de ese momento Maus ha sido, para parte de los lectores de novela gráfica, uno de los paradigmas del cómic, la obra que ejemplifica y resume todas sus características y valor artístico. Quizá por ello se sigue acumulando bibliografía académica, desde distintas perspectivas, sobre ella.
Además, para muchas personas supuso, en los inicios del siglo XXI, su primera experiencia con el cómic adulto (Watchmen significó algo parecido a finales de los 80). ¿Se trató solo de una feliz causalidad, de la coincidencia con el inicio de la "normalización" de este arte en nuestro entorno, de la eficaz influencia legitimadora de una referencia comercial al Premio Pulitzer 1992? ¿O hay algo que convierte Maus en una de las mejores obras que ha producido el "noveno arte"? 
A veces, el esfuerzo inconsciente por estar subidos a la ola de una contemporaneidad entendida como inmediatez, novedad y rechazo a todo lo que parezca mainstream, provoca cierto escepticismo hacia este relato que vio sus primeras páginas -la historia Prisionero en el planeta infierno- hace ya cuarenta y cinco años. Con ojo de lector experto, hay quien parece insinuar que Maus está superado, que ya no puede decirnos nada interesante ni conmovernos, que no merece la pena volverlo a leer y que hastía hablar de nuevo sobre él.
"... me gusta comunicarme con claridad. Es un placer. Y en cuanto te interesas por la comunicación, enseguida desconfías de la Alta Cultura. Mucho de lo que ocurre en las enrarecidas estancias del arte es que la palabra comunión reemplaza a la palabra comunicación y participas en una especie de experiencia religiosa en la que el artista es el chamán. (...) Y siempre, sea virtud o defecto, he intentado contactar con los demás. Los cómics tienden a la comunicación directa y a la claridad. Su carácter expositivo se adecúa a la tarea porque invita a ambas partes del cerebro a lidiar con la información." (MetaMaus. pp. 171 y 174).
Hay algo innegablemente especial en este cómic, capaz de desbordar el espacio de una revista alternativa como RAW, recoger eficazmente las influencias de, entre otros, su admirado Harvey Kurtzman y construir un relato con múltiples dimensiones: el genocidio, pero también (sobre todo) el retrato de relaciones paternofiliales y de pareja, del propio mundo de la creación artística y su influencia mutua con la vida cotidiana. Una narración que nos hace reflexionar sobre la necesidad de seguir luchando pese al innegable peso del azar en nuestras vidas.
"El tema de Maus es la recuperación de la memoria y, en última instancia, su creación. (...) Trata de un dibujante que intenta imaginar lo que vivió su padre. Trata de elegir, de descubrir qué puede contarse, qué puede revelarse y qué puede revelarse más allá de lo que uno sabe que está revelando. Esas son las cosas que hacen la obra resistente a las tensiones...  meter a los muertos en cuadraditos." (MetaMaus, p. 73)
Maus es más que uno de los principales hijos del underground de los 80, el relato autobiográfico que popularizó el género o un inteligente ejercicio técnico y metalingüístico: es una indiscutible obra maestra. Con casi ciento veinticinco años de historia  del cómic y en un contexto de cambio cultural y desarrollo acelerado, no es un disparate -al menos, no más que en otras artes- comenzar a hablar de clásicos y obras canónicas. Esta historia es, sin duda, una de ellas.
"Creo que los aspectos formales son los que hacen que el libro siga emocionando (...) Hice el libro para que durara, y fue su estructura tan compleja lo que aguantó la obra y a mí. (...) Tuve que poner mis intereses formales al servicio de la narración. Implicó pelearme con las limitaciones y las posibilidades del cómic para resolver cómo traducir la narración." (MetaMaus, p. 74)
Coincidiendo con la reciente visita de Spiegelman al Museo Reina Sofía, la tertulia de febrero será una oportunidad para comprobar cómo hemos cambiado desde nuestra primera lectura de Maus. Además de la propia obra, os esperamos con el caudal de información que contiene MetaMaus (cualquiera de las entrevistas a Spiegelman es interesante) y, sobre todo, una mirada fresca, como la que mostraba Rafael Marín en el mítico foro Cómic a Gritos en 2001 y recoge Guía del Cómic:
"Es apasionante. La historia de Art y su padre es casi más interesante que la historia del padre como superviviente. El equilibrio es perfecto: hay risas y llanto, un retrato psicológico perfecto (el del padre) y la reconstrucción de dos épocas (los años cuarenta y ahora) de sombrero. (...) Cuando, después de leer las historias de las ratas judías y los gatos nazis Spiegelman, en la penúltima página, te muestra una foto real de su padre... joder, no es que se te salten las lágrimas, es que se te tambalea el tebeo y la percepción de la realidad. El virtuosismo narrativo de Spiegelman es total. Y la reconstrucción de la forma de hablar de su padre (que se perderá, me temo, en la traducción) es impresionante. Uno acaba admirando y odiando por igual al viejo, igual que él. Dadle una oportunidad. Ojalá hubiera muchos más cómics de este estilo: narrativa dibujada, novela dibujada, historia dibujada, biografía dibujada."