11 de diciembre de 2015

Asesinos

Matz y L. Jacamon, Asesino (1998)
Gran Premio de la Crítica ACBD  2015
Sélection Polar, Festival d'Angoulême 2015
Nominación a Mejor obra de autor español publicada en 2014, Salón del Cómic de Barcelona

Siguiendo la ya (casi) tradición anual de incluir en la programación de la tertulia un tema relacionado con el género negro, en esta ocasión hemos elegido obras de éxito editadas originalmente en Francia y que comparten estructura narrativa: un asesino muestra su vida y actos, intercalando recuerdos que aclaran sus motivaciones.
Más allá de recordarnos algo ya sabido -que las personas hemos encontrado, a lo largo de la historia, muchas supuestas razones para el asesinato: dinero, ideas políticas, envidia, deseo de poder, odio-, los discursos de sus protagonistas flaquean cuando se lanzan a justificarse, con monólogos delirantes -¿el asesinato es un arte?- o tramposos -la violencia estructural permite la individual, una persona puede impartir justicia con la misma legitimidad o falta de ella que las instituciones, etc-.
Creo que no logran abandonar la imagen de relato ya escuchado: aquel que intenta sacar rendimiento a la supuesta fascinación que provocan figuras similares, a las que otorgamos, sin demasiadas razones, una complejidad interna y clarividencia superior a la del resto de los mortales. ¿Quizá falta humor en ambas narraciones, un humor que aporte distancia, relativice y quite peso a sus puntos de vista?
Sin embargo, resultan muy interesantes los personajes secundarios y sus reacciones ante la violencia -como la mujer y la amante de Yo, asesino-, el momento en que los cazadores se convierten en posibles víctimas y las reflexiones sobre las expresiones artísticas contemporáneas.
En todo caso, resulta imprescindible acudir a los autores si se quiere analizar con justicia sus obras. Para profundizar en el sentido, estilo y proceso de creación de la obra de Altarriba y Keko, es recomendable esta entrevista conjunta, así como esta otra realizada al guionista. Sobre la serie de Matz y Jacamon, que tras más de quince años va por el segundo arco argumental y el tomo 13, encontramos una donde defienden la originalidad de su personaje, y aquí otra con referencias a tomos aún no publicados en castellano.

8 de noviembre de 2015

Novelas del mar

Will Eisner, Moby Dick (1998)
Olivier Jouvray y Pierre Alary, Moby Dick (2014)
Go Fujio, Kanikosen (2006)

Las adaptaciones al cómic de obras literarias  constituyen un género propio, con algunos resultados muy destacables, como Las aventuras de Huckleberry Finn (L. Mattoti), Dr. Jekyll & Mr. Hyde (L. Mattoti y J. Kamsky), El Mago de Oz (E. Shanower y S. Young), En busca del tiempo perdido (S. Heuet), Niebla en el puente de Tolbiac (L. Malet) o Ciudad de cristal (D. Mazzuchelli y P. Karasik).
Moby Dick es, pese a su complejidad y extensión, una de las novelas clásicas a la que más autores se han acercado para recrearla en forma de narración gráfica. Luis Conde Martín reseña, en la imprescindible Graphiclassic nº 1, cuatro de esos intentos, los de Dino Battaglia, Paul Gillon, Chiqui de la Fuente y Bill Sienkiewicz.
Para esta tertulia hemos seleccionado obras diferentes, realizadas por una de las figuras básicas del cómic del siglo XX, Will Eisner, y por dos de los autores más importantes de la actual bande dessinée, Jouvray y Alary. Además, añadimos la adaptación al manga de la novela japonesa Kanikosen, que comparte con Moby Dick el escenario -un barco inmerso en una larga travesía por el océano, con rutas que se acercan- y algunos temas, pese a los cien años de distancia entre los sucesos que narran... Y es que, al trascurrir en espacios reducidos donde se agolpan los tripulantes y encontrarse lejos de las referencias sociales que se encuentran en tierra firme, la mezcla de aislamiento compartido y pérdida de privacidad individual permite reflexionar sobre qué es moral o no, a qué se aferran los personajes para dar sentido a su existencia y qué valor conceden a la vida humana.
Además, el Pequod es un ballenero y el Hakuko Maru un cangrejero; es decir, naves al servicio del sistema económico, factorías móviles. Sin embargo, tanto Ahab como Asakawa están movidos por el odio y un anhelo irracional: la venganza que vuelve ciego al primero, un absurdo sentimiento de grandeza nacional en el segundo.
¿Y las diferencias? Seguramente hablemos de ellas en la tertulia, así como de preferencias personales. Un solo apunte: el color del mar refleja el distinto tono de las tres versiones. Para Eisner, el mar mantiene un color verde azulado tan clásico como la estructura de la historia (las páginas de seis viñetas son el resultado de reutilizar un storyboard para un proyecto televisivo que no llegó a realizarse). En la obra de Jouvray y Alary, el protagonista acaba siendo un mar de sangre. Go Fujio, en cambio, nos muestra aguas grises y metálicas, como el acero de las fábricas.

25 de septiembre de 2015

África(s)

Farid Boudjellal, El pequeño Polio (1998)
Prix Oecumenique de la BD en el Festival d'Angoulême 1999
Fabien Nury y Brüno, Atar Gull o el destino de un esclavo modélico (2011)
Incluido en la Selection officielle del Festival d'Angoulême 2012
Zidrou y Raphaël Beuchot, El cuentacuentos (2011)

Os invitamos a recorrer de norte a sur (Argelia, Gambia, Namibia) un continente múltiple, viajar en el tiempo (1830, 1958-59, actualidad) y explorar, a través de los ojos del cómic franco-belga, realidades eternas que cambian de aspecto según la época y el lugar: en las páginas de las obras propuestas encontramos pobreza, opresión y enfrentamiento entre quienes se consideran diferentes, pero también solidaridad, ilusiones, encuentro y una apuesta por el poder de la imaginación.
"Cada ábum está dedicado a un arte y también a un té, e igualmente a un tema relacionado (...) El cuentacuentos evoca la muerte". Zidrou.
Zidrou entremezcla historias y tonos en el primer volumen de su Trilogía africana. Los cuentos de aire tradicional sobre el elefante convertido en baobab y el mono Sin Cara comparten páginas con el autorretrato de personajes que nos aportan algunas piezas para ir construyendo una foto de la difícil situación social en Gambia.
El relato oscila entre el horror de la violencia y la esperanza que trae la belleza, al tiempo que reivindica la importancia de la transmisión oral y de los relatos como vehículos para soñar y cuestionar lo establecido.
En este cómic, las fábulas no son únicamente metáforas que explican la realidad, sino que la fantasía y la magia intervienen activamente en el mundo físico: como en los cuentos que empiezan con "Érase una vez..." los malvados reciben su justo castigo y el pueblo obtiene consuelo.
"A menudo, la virtud tropieza con la afilada roca de la pobreza". Eugène Sue.
La adaptación al cómic de la novela de Eugéne Sue -hijastro de la emperatriz Josefina, dilapidador de la fortuna familiar, socialista, escritor de folletines y exiliado- elimina la conclusión del texto original, publicado en 1831. Con ese final, el autor francés dulcificaba el tono general de un relato dedicado a mostrar sin tapujos ni maniqueísmo las consecuencias de llevar al extremo la lógica del libre mercado, destapando el lado oscuro de la sociedad del siglo XIX.
La revista pulp Ultramundo incluyó una completa reseña de un cómic que refleja la inhumanidad del comercio de esclavos -las personas convertidas en mercancía- y lo macrabo de un viaje por mar de 11.000 kilómetros... Un tiempo durante el que el odio del protagonista crece y le envenena, al igual que hará él con quienes le rodean.
"Me di cuenta de que, durante la guerra de Argelia, fui un pequeño argelino, un pequeño árabe discapacitado".
"En mi familia siempre estuvimos informados sobre nuestros deberes. pero también supimos defender nuestros derechos. Reivindico que soy francés, soy ciudadano de este país (...) No soy un extranjero, estoy  en mi casa. Y cuando estoy en Argelia, también estoy en mi casa. Cuando voy allí y me presentan como inmigrante, no me molesta: al principio me llaman el inmigrante, y cuando saben mi nombre me llaman Farid".
"El pequeño Polio simboliza la infancia. Quería que se pareciese a los dibujos con lápices de colores que hacía cuando era niño en los libros del colegio. Quería que tuviese algo de la infancia y de la discapacidad (...) No olvidemos que dibujamos con el cuerpo. Me resulta difícil hacer andar derecho a un personaje, tengo tendencia a hacerlo desequilibrado (...) En El pequeño Polio todos los personajes son cojos".
"Sobre las páginas de El pequeño Polio lanzo dibujos, colores, acuarelas (...) Es un estilo que algunos describen como semi-realista. Es el dibujo de alguien sin auténtica formación (...) pero, con mi experiencia, soy capaz de hacer trampa. Me aseguro de que sea legible". Farid Boudjellal.
Mientras que El cuentacuentos muestra una parte de África contada desde dentro por sus habitantes y en Atar Gull el continente representa la vida añorada, El pequeño Polio es un relato costumbrista, en parte autobiográfico, sobre un niño que se convierte en testigo cada vez más consciente de los conflictos surgidos en torno a la inmigración.
Este primer tomo de la serie dedicada al personaje se inicia pocos meses después de la crisis de mayo en Argelia, el evento más importante de su guerra de independencia, que generó un cataclismo político en la metrópoli e hizo que la población argelina viviera una delicada situación en Francia.
"Mi padre nació en Turquía, de padre argelino y madre armenia. Fui educado tanto en la religión cristiana como en la musulmana, y nací en Toulon. Mi personalidad se ha forjado a partir de todas esas diferencias y me ha permitido sentir una gran curiosidad por el mundo. Sobre mis orígenes, ¡aprendí a los 28 años que era un Beur (nacido en Francia de padres norteafricanos)! Eso no cambió mi percepción de las cosas (...) Soy de cultura obrera, la de mis padres, y eso se refleja en mis textos y dibujos". Farid Boudjellal.

2 de junio de 2015

La tertulia se mueve: Ixa ASAP! y Errege Izatekoa zen Gizona

José Luis Asensio, uno de los miembros más veteranos de la tertulia, ha publicado en 2015 la recopilación de relatos Ixa ASAP!, que incluye el primer premio en el XXIV Certamen literario de autores noveles en euskera del Ayuntamiento de Pamplona.
Tras el éxito de la campaña de micromecenazgo, el libro, que cuenta con ilustraciones de Iñigo Izal, está a la venta en las principales librerías de Pamplona. Además, se han realizado presentaciones en Karrikiri, la Biblioteca de Pamplona-Yamaguchi y la Feria del Libro de Pamplona.
La información actualizada sobre la obra y las actividades desarrolladas en torno a ella aparece en el blog oficial.






Angélica López ha ilustrado la edición en euskera del relato de Rudyard Kipling El hombre que quiso ser rey. Se puede encontrar desde mayo en las librerías bajo el título Errege Izatekoa zen Gizona del sello Denonartean.

The Walking Dead

Robert Kirkman, The Walking Dead (2003 - serie abierta)
LORI: –No va a ser lo mismo. Nunca volveremos a ser normales.
(The Walking Dead #6)
Lo confieso: no recuerdo haber visto completa una película con zombies, ni tan siquiera las ya clásicas de George A. Romero (son prejuicios, ya lo sé). Por eso, mientras la lectura del primer tomo de The Walking Dead me mantenía atrapado fascinado, no recordaba tanto la multitud de películas, novelas y videojuegos -serias o paródicas- que el mercado genera desde hace años (Guerra Mundial Z, Orgullo y Prejuicio y Zombis, Resident Evil) como una novela de los 50 y dos experimentos realizados en las décadas de los 60 y 70...
“Quiero explorar cómo la gente se enfrenta a situaciones extremas y cómo estos acontecimientos los cambian (…) Toda esta historia es un intento de mostrar la progresión natural de acontecimientos que creo que se producirían en estas situaciones. Es un trabajo basado en los personajes”.
Entrevista a Robert Kirkman en Dolmen nº 188 (junio 2011)
El señor de las moscas, la primera obra del Premio Nobel William Golding, comparte con The Walking Dead muchos elementos argumentales: la supervivencia, convertida en el único objetivo, determina la dinámica de la lucha por el poder y el reparto de roles, propicia que la rivalidad se convierta en violencia física e impulsa la formación de grupos que funcionan como comunidades casi cerradas, donde cualquier diferencia puede castigarse con extrema dureza.
La esperanza de un rescate convive en ambos relatos con un miedo permanente -a una criatura no tangible en la novela, a seres demasiado reales en el cómic-. Al mismo tiempo, presenciamos la evolución de los personajes, capaces de decir y hacer cosas que en las primeras páginas no parecían posibles; por ejemplo, en TWD es un niño el primero en asesinar a un hombre vivo.
Y es que Robert Kirkman construye un gran campo de experimentación donde podemos observar conductas normales en la vida cotidiana que, al derrumbarse nuestras estructuras sociales de control, se vuelven extremas y se magnifican para aparecer con mayor claridad .
Modificar las reglas habituales del juego es precisamente lo que hicieron algunos psicólogos sociales (Stanley Milgram, Philip Zimbardo) en la segunda mitad del siglo XX, interesados por explorar el poder del contexto para convertirnos en seres que dañan a otras personas más allá de los límites establecidos (y, de paso, mostrar nuestra capacidad para autojustificar cualquier conducta, como Rick comienza a hacer en la prisión).
The Walking Dead atrae y repugna, entretiene y aterroriza a partes iguales porque, además de mantener un ritmo perfecto, con cambios de escenario que trastocan su significado inicial -el bosque a las afueras de la ciudad no es un lugar donde descansar apaciblemente y, sin embargo, la cárcel se convierte en un refugio lleno de comodidades que da más libertad a los protagonistas- y una clara evolución de los personajes -¿cuál es vuestro preferido?-, nos obliga a preguntarnos permanentemente sobre que seríamos capaces  de hacer si se nos presiona demasiado.
Un artículo de Jot Down desarrolla algunas de estas ideas, aunque aplicadas a la serie de televisión.

Robert Kirkman (Estados Unidos, 1978) es el co-creador y guionista de cómics como el irreverente Battle Pope e Invincible, que comenzó a publicarse el mismo año que The Walking Dead y también continúa activa. Además de trabajar en sus propias series, ha colaborado con Marvel; es ganador de un Premio Harvey al mejor guionista y un premio Eisner a la mejor serie regular por TWD.
Tony Moore se encargó del dibujo durante los seis primeros números y las 24 portadas iniciales; fue sustituido por Charlie Adlar, que se mantiene hasta ahora. Aunque sus estilos son muy diferentes, el dibujo en blanco y negro sigue combinando a la perfección con el tono de la obra y los abundantes diálogos que caracterizan las obras de Kirkman.

10 de mayo de 2015

Pluto

Naoki Urasawa y Takashi Nagasaki, Pluto (2003-2009)
Mejor cómic intergeneracional en el Festival Internacional del Cómic de Angoulême 2011


Aparecido como homenaje a Astroboy, una de las creaciones más famosas de Osamu Tezuka (Zona Negativa publicó una detallada comparación entre el original y esta versión actualizada), Pluto es, durante gran parte del relato, un thriller de ciencia ficción que sigue los pasos del androide que intenta detener a quien está asesinando a los robots más poderosos del planeta.
Urasawa utiliza su reconocible estilo -encuadres cinematográficos, giros argumentales, el papel de la infancia, la acción como desencadenante de conflictos interpersonales- para proponer al principio de la obra una reflexión sobre la posible humanidad y los peligros asociados al desarrollo de la inteligencia artificial. Sin embargo, el tramo final de la obra, que reduce el peso de lo detectivesco y da mayor protagonismo a la geopolítica, tiene un aire mucho más Tezuka, centrándose en determinar qué nos mueve: el odio, la rabia y el dolor o la esperanza y la compasión. El manga comienza hablando sobre la capacidad de los robots para entender y expresar sentimientos genuinos y termina con un análisis ético de la naturaleza humana.

Aunque a Pluto se le puede achacar que es demasiado repetitivo en alguno de sus mecanismos narrativos y que, por eso, la sorpresa deja de ser tal en algún momento del relato, os recomendamos algunas reseñas que coinciden en señalar la calidad del manga y su capacidad para atrapar al lector: Entrecómics, El lector impaciente, La habitación número 26 y, sobre todo, el completo análisis de Ramen para dos.

Naoki Urasawa (Fuchu, 1960) y Takashi Nagasaki (Sendai, 1956) forman la pareja artística más exitosa del manga contemporáneo tras colaborar en Master Keaton, Monster, 20th Century Boys, 21th Century Boys, Pluto y Billy Bat, todos ellos editados ya en castellano.

10 de abril de 2015

Pioneros del cómic

Pionero, ra: 1. Persona que inicia la exploración de nuevas tierras. 2. Persona que da los primeros pasos en alguna actividad humana.
W. R. Hearst

Hacemos coincidir en esta tertulia las obras más representativas de los dos autores que, junto a George Herriman, marcaron la evolución del cómic moderno en los primeros cincuenta años del medio (siempre, claro, que aceptemos el punto de vista tradicional que sitúa a Hogan's Alley como punto de partida).
Ambas creaciones aparecieron como tiras dominicales a página completa y a color en la prensa norteamericana. Mientras que Little Nemo se publicó inicialmente solo en New York Herald, El Príncipe Valiente fue distribuida desde el principio a muchos diarios estadounidenses a través de la agencia King Features Syndicate (se puede acceder en castellano a casi todas las tiras que gestiona en la actualidad), propiedad de W. R. Hearst. A partir de 1911, McCay comenzó a trabajar para el mismo empresario.


Si quieres conocer en profundidad el contexto en el que surgió el cómic moderno, muy relacionado con la expansión de la prensa diaria en Estados Unidos, te recomendamos, además del artículo de Ubaldo C. Boyano en Tebeosfera, el primer tomo de la colección Del tebeo al manga: una historia de los cómics, dedicado a la Edad de Oro; lo puedes encontrar en la Biblioteca de Pamplona-Yamaguchi.


Winsor McCay, Little Nemo in Slumberland (primera época: 1905-1914)

K. Roeder es autora de un reciente libro sobre las relaciones entre Little Nemo, las distintas expresiones de la cultura popular y el modernismo. Señala como influencias y/o coincidencias argumentales (la visita a una mundo exótico seguida del retorno a la realidad), reflejo del interés de la época por la fantasía y lo maravilloso como reacción ante el creciente materialismo, relatos como Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (L. Carroll, 1865), El maravilloso mago de Oz (L. F. Baum, 1900) o Peter Pan (primera representación teatral en 1904).

Barnum & Bailey Circus
Estilísticamente, destaca la relación con los posters del circo Barnum & Bayley, las ilustraciones comerciales de Maxfield Parrish, los parques de atracciones de Coney Island o la película Viaje a la Luna, de G. Méliès (1902).
Además, señala que es el primer autor (después de las frases en el camisón de The Yellow Kid) en hacer explícita y jugar continuamente con la relación entre los distintos elementos del cómic: simetrías y repeticiones, título, viñetas y bocadillos de texto. En los años 40, Will Eisner haría algo similar con The Spirit.
Como muestra el guionista Pepe Gálvez, McCay consigue transmitir la sensación de movimiento con la multiplicación de encuadres y el cambio progresivo en la forma y tamaño de los objetos, e introduce la técnica de la narración subjetiva, expuesta desde el punto de vista del personaje.

Para un análisis en profundidad de la obra y su autor, el libro Little Nemo 1905-2005. Un siglo de sueños es una referencia fundamental. Además, Álvaro Pons, Fernando A. García y Federico Reggiani han escrito interesantes artículos sobre la obra.
Como curiosidades, Google dedicó en 2012 su doodle  a Little Nemo y Art Spiegelman adaptó este mundo imaginario en Sin la sombra de las torres como parte de su denuncia de la actitud de Estados Unidos tras el 11-S.


Harold R. Foster, Prince Valiant in the Days of King Arthur (1937-1971)

Si McCay exploró las posibilidades del cómic para ir más allá de lo real, Foster hizo crecer al medio en una dirección complementaria: ilustrador ante todo, aportó la atención a los detalles y la maestría en el dibujo de paisajes, el estudio de la anatomía y el movimiento humanos, el uso del color... ¡en planchas que medían 70 x 90 cm!
Utilicé una idealizada versión de mi mismo como modelo para Príncipe Valiente. Suprimí lo que no me gustaba y conseguí algo parecido a mi cuerpo, pero con músculos.
(Harold Foster, citado en Del tebeo al manga, vol. 1)

Las aventuras de Val, el príncipe valiente, son narradas por el autor original (luego otros se hicieron cargo de la serie) durante más de treinta años en una novela río, una saga familiar que recuerda las epopeyas clásicas, tanto en la estructura como en el tono de los textos.
En esta serie semanal, el tiempo avanza a la misma velocidad que en el mundo de los lectores, por lo que conocemos a los descendientes del protagonista inicial en un contexto que mezcla las leyendas artúricas, el relato fantástico y versiones libres de hechos históricos desarrollados alrededor del siglo V.
Eduardo Martínez-Pinna sitúa en su artículo la obra dentro de las tendencias estilísticas del cómic de la época, además de señalar algunas influencias gráficas.


Winsor McCay (Ontario, 1867 - New York, 1934) es el autor de tiras de prensa como Little Sammy Sneeze y Dreams of a Rarebit Fiend, donde incluye recursos y temas que explotará definitivamente en Little Nemo in Slumberland.
Fue también un pionero del cine de animación, aunque las presiones de su tiránico editor y el no haber registrado sus hallazgos formales le hayan alejado del reconocimiento general. Se puede acceder a sus cortometrajes fácilmente: Little Nemo (1911), How a Mosquito Operates (1912), Gertie the Dinosaur (1914), The Sinking of the Lusitania (1918), etc.



Harold R. Foster (Halifax, 1892 - Florida, 1982) comenzó a trabajar como ilustrador publicitario a los dieciocho años. En 1929 comienza la adaptación al cómic de Tarzan, el personaje creado por E. R. Burroughs, donde  ejemplifica el naturalismo realista frente a la caricatura humorística que dominaba en la época. Abandona definitivamente la serie cuando recibe, como en su momento McCay, una oferta del magnate de los medios de comunicación W. R. Hearst para iniciar El príncipe valiente. Hasta 1970, fue su único autor, y durante otros diez años colaboró en su continuación con bocetos a lápiz y guiones.

8 de marzo de 2015

Mi amigo Dahmer

Derf Backderf, Mi amigo Dahmer (2012)
Nominada a la mejor novela gráfica en los Premios Ignatz 2012
Premio revelación en el Festival de Angoulême 2014
"Esto reflejaba al verdadero Dahmer, que era poco más que una caricatura.
Si alguna vez tuvo una personalidad, había desaparecido. O interpretaba su papel o estaba borracho o las dos cosas".
Como buen periodista, Backderf intenta dar respuesta a las preguntas adecuadas en esta reconstrucción de los años de instituto de Jeff Dahmer.
Más allá del morbo irresponsable que despertaron sus actos, de los estudios criminológicos, de los debates sobre la importancia de los factores genéticos o ambientales, el que fuera compañero de estudios se interesa por indagar con rigor (de ahí la insistencia en explicitar cómo ha tratado las fuentes documentales) en cuestiones clave.
Interrogantes que tienen la virtud de hacernos reflexionar sobre nosotros mismos como sociedad, en lugar de entretenernos con los asesinatos de una persona con la que (nos repetimos con alivio) no tenemos nada que ver:
¿Quién podría haber hecho algo? ¿Por qué no lo hizo? ¿Cuál es la parte de responsabilidad de cada persona que se cruzó en el camino de Dahmer? ¿Sus compañeros contribuyeron a generar un monstruo? ¿Qué falla en los sistemas educativo y de protección que permite que sucedan cosas así? ¿Realmente nadie sabía nada o no quisieron verlo?
Como señalaba Paris Match, "es una formidable obra sobre América y la soledad de los invisibles en el sistema escolar, arrojados a los márgenes y a veces, sin embargo, afectados por una patología destructiva. Es imposible no pensar, leyendo este libro, en las recientes tragedias de Sandy Hook o Newtown, no volver a pensar, también, en nuestros propios años de instituto".
En el mismo sentido escribe el chileno Rodrigo Costas: "Derf apunta a mostrar cómo el mundo escolar parece totalmente alejado del mundo adulto. En su obra todos los mayores, padres y profesores, parecen encerrados en sus propios conflictos, desentendiéndose siempre de lo que ocurre con los niños y jóvenes de los que están a cargo. ¿Dónde estaban los adultos cuando Dahmer mataba animales? ¿No veían acaso su colección de cadáveres de perros y gatos en el cuarto adjunto a la casa familiar? ¿Cómo no detenían las bromas que se hacían sobre Dahmer y que él soportaba y alentaba a la vez? ¿Cómo no veían que llegaba borracho a clases y que durante el día seguía bebiendo hasta quedarse dormido a la entrada del colegio por las noches?".
El cómic actúa, además, como recordatorio de la necesidad que siempre tenemos del contacto con otras personas, de la importancia de contar con relaciones en la que seamos reconocidos y aceptados tal como somos para poder crecer.

Derf Backderf (Ohio, 1959) es uno de los seudónimos utilizados por el dibujante John Backderf. Hasta el momento, su única obra publicada en castellano es Mi amigo Dahmer.
Es conocido sobre todo por una tira cómica semanal, The City, publicada en cerca de ciento cuarenta revistas norteamericanas.

9 de febrero de 2015

Historia(s) de dos ciudades: Gorazde y Pyongyang


Joe Sacco, Gorazde. Zona protegida (2000).
Guy Delisle, Pyongyang (2003).

Durante 1995 y 1996, Joe Sacco visitó en varias ocasiones Gorazde, donde permaneció cerca de cuatro meses. Guy Delisle completó en 2003 una estancia de ocho semanas en la capital de Corea del Norte. Sus motivos, sus roles profesionales, eran muy distintos: el primero acudía como periodista, mientras que el segundo lo hacía para supervisar la producción de una serie de dibujos animados.

Las ciudades que protagonizan esta tertulia están separadas por 8257 kilómetros, y en apariencia pertenecen a dos mundos sin nada en común. A través de las páginas contemplamos:
  • Una localidad pequeña, poco más que un pueblo que no llegaba a los 30.000 habitantes. La gran urbe con 2’7 millones de personas (¡90 veces más!).
  • Viviendas familiares reconstruidas tras los bombardeos, con apenas espacio para acoger a todos sus miembros. Edificios vacíos y obras gigantescas detenidas en el tiempo.
  • Corredores humanitarios entre montañas, flanqueados por soldados y paramilitares. Autopistas sin vehículos y sin sentido.
  • Jóvenes que se reúnen en cualquier pequeño local para hablar y divertirse. Restaurantes con salas inmensas sin clientes.
  • La incertidumbre sobre el mañana en un contexto de cambio geopolítico acelerado. El día a día inmutable de una dictadura.

Sin embargo, también hay profundas similitudes.
Por ejemplo, ambas ciudades están, durante el tiempo que describen las obras, aisladas -de manera voluntaria o por efecto de la guerra- y a oscuras, metafórica -por la dificultad de acceder a información del exterior- y literalmente -ante la escasez de electricidad, la noche es la protagonista-. El papel social básico de las manifestaciones culturales queda reflejado también en los dos cómics: el choque entre occidente y Corea del Norte se ejemplifica en el desencuentro musical; el deseo de cambio de los musulmanes bosnios se muestra, por ejemplo, en su interés por el mainstream norteamericano, que convive con la expresión de la propia creatividad como válvula de escape.

Los discursos, las cosas que sus habitantes dicen o recuerdan, configuran la realidad. Pueden ser eslóganes impersonales, esperpénticamente positivos, impuestos y repetidos maquinalmente -siempre nos quedará la duda, como a Delisle, de en qué grado  se los creen quienes los pronuncian-. O pueden ser recuerdos personales del dolor, anécdotas amargas y pequeñas visiones de la guerra, testimonios del sufrimiento y gritos de desesperación que acaban generando desconfianza hacia el que se considera diferente.


En cualquier caso, los autores quieren convertir las palabras y lo observado en piezas de un puzzle, encajarlas hasta alcanzar una explicación sobre la ciudad en la que vivieron durante un breve espacio de tiempo. Una interesante reflexión sobre la validez, los límites y el carácter supuestamente novedoso de esta forma de acercarse a la realidad se encuentra aquí.



 



Guy Delisle (Quebec, 1966) ha basado sus obras más conocidas en las experiencias de sus viajes, como en Pyongyang. Por Crónicas de Jerusalén recibió en 2012 el Premio a la Mejor Obra del Salón Internacional del Cómic de Angoulême.




Joe Sacco (Malta, 1960) también ha recorrido el mundo, aunque centrándose en zonas en conflicto, donde ejerce como periodista. Gorazde le valió el Premio Eisner 2001 al mejor autor. Muy recomendable la extensa entrevista publicada en Jot Down.





Más información
Para obtener información actualizada sobre Corea del Norte, puedes visitar la web de Asia Northeast o consultar los análisis sobre la situación política del país que publica FRIDE en esglobal.
La web de ACNUR incluye noticias sobre las consecuencias del conflicto, ya que todavía hay población refugiada. El informe de este organismo de las Naciones Unidas sobre la guerra en Croacia y en Bosnia-Herzegovina incide sobre muchos de los temas citados en el cómic.