24 de diciembre de 2018

Angoulême 2019

Wilfrid Lupano y Grégory Panaccione, Un océano de amor (Un océan d'amour, 2014)
Selección oficial en el Festival de Angoulême 2015. Prix de la BD Fnac 2015 (antiguo Premio del público en Angoulême)
Isabel Greenberg, Las cien noches de Hero (The One Hundred Nights of Hero, 2016)
Selección oficial en el Festival de Angoulême 2018.

Lupano y Greenberg son dos artistas muy presentes en las últimas ediciones del Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême.
El guionista francés recibió en 2014 el reconocimiento al mejor cómic policíaco (Fauve Polar SNCF) gracias a Ma révérence y en 2015 el Premio del Público-Cultura por la serie Les vieux Fourneaux. Ha asistido a sesiones de firmas en 2016 y 2018; también está programada su presencia en 2019.
Además de participar en la edición del año pasado con la obra que hemos leído este mes, la artista londinense fue invitada en 2015 con su primera novela gráfica, La enciclopedia de la Tierra Temprana.

He elegido contar la historia de un amor que perdura. La rutina lo hace pasar desapercibido, pero eso no impide que haya lazos muy fuertes entre dos individuos que no prevén vivir el uno sin el otro.
Un océano de amor mezcla (como adelanta su título) fábula ecologista y relato romántico en un relato que se disfruta con una sonrisa permanente. El humor, las situaciones disparatadas, la expresividad de los personajes -en especial, la gaviota que homenajea al personaje de Tomás el Gafe-, un retrato algo anacrónico de la vida en la Bretaña rural y el tono artístico que siempre ha tenido la comedia francesa (Jacques Tati, Pierre Richard) permiten hablar sobre la contaminación de los océanos, los efectos negativos de la pesca masiva e industrializada, la piratería contemporánea, el turismo de consumo estandarizado, las modas impuestas por los medios de comunicación (oh, sí, hasta el ganchillo puede ser de lo más cool gracias a la fiebre vintage) e, incluso, el régimen cubano.
Mi idea era utilizar un universo cercano -en este caso un pequeño pueblo bretón- y personajes muy comunes para crear algo maravilloso y épico, pero también una cierta forma de poesía burlesca.
Merece una mención especial el trabajo de Panaccione, dibujante especializado en historias mudas. Su dominio de la gestualidad de los personajes (el slapstick trasladado al cómic), la composición de las escenas y el uso del color para transmitir diferentes estados de ánimo cobinan a la perfección con la mirada irónica del guionista sobre todas las conductas sociales, y nos demuestran la capacidad de las imágenes para invitarnos a la reflexión.
No es un libro ecologista, porque estoy convencido, con o sin razón, de que hacer libros demasiado militantes sólo afecta a los conversos.
Si te interesan los cómics sin palabras, puedes continuar con la selección que propone Aburrimiento vital; algunos de ellos ya los conocemos gracias a la tertulia.


La gente lleva toda la vida contando cosas, engatusando. Los seres humanos saben contar historias por naturaleza, Hero.
Así describe Las cien noches de Hero la web oficial del Festival de Angoulême: "Después de revisitar los mitos universales en La enciclopedia de la Tierra Temprana, la británica Isabel Greenberg vuelve a Las mil y una noches con su talento como narradora gráfica, buscando lo simbólico para contar mejor lo mitológico. Una epopeya romántica por capítulos, que libra un combate heroico y humanista contra la misoginia."
El discurso de la autora, además de dar protagonismo a los personajes femeninos desde una mirada de género, nos recuerda que la naturaleza humana es compleja y variada, tanto en emociones como en actos. Siendo seres narrativos, necesitados de metáforas para aprehender la realidad y/o sobrevivir, los cuentos tienen potencial para ayudarnos a crecer, abrir posibilidades, comunicarnos y conectar, incluso cambiar el mundo... Pero también pueden ser armas para engañarnos, hacernos olvidar que solo son fruto de la imaginación y no verdades reveladas, convertirnos en seres subyugados a un poder injusto:
Así era como describían ese momento la mayor parte de los libros, así que debía ser cierto.
La narración enmarcada -un recurso clásico que introduce historias dentro de historias- también permite a Greenberg acercarse, sin perder el humor, a lo metaficcional y a la dinámica de los cuentos populares de la narración oral ("He dibujado algo parecido a las antiguas baladas del folk inglés", entrevista en Ángulo crítico):
Me parece que en esta trama hay algún tipo de paralelismo que pinta bastante bien. ¿No sería lo suyo que yo resolviera el misterio y que los doce jóvenes granjeros valerosos se casaran con las doce hermosas princesas?
Dado el interés que muestra la autora en explorar el carácter de las relaciones humanas centrándose en las protagonizadas por mujeres, no es extraño que su próxima obra, Glass Town, explore la infancia y el imaginario de las hermanas Brontë.


18 de noviembre de 2018

Monstruos

Raquel Lagartos y Julio César Iglesias, Mary Shelley: La muerte del monstruo (2016)
Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos (My favorite thing is monters, vol. I, 2017)
Premios Ignatz 2017: mejor novela gráfica y mejor artista. 
Premios Eisner 2018: mejor álbum gráfico (primera obra de una debutante que lo consigue), mejor autor completo y mejor colorista.

El diccionario dice que "monstruo" viene de la palabra latina "monstrum", que significa "mostrar".
Coincidiendo con el ducentésimo aniversario de la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo, Mariví propuso dedicar una tertulia a esta obra, que enlaza la tradición de la novela gótica con el origen de la ciencia ficción.
Hemos tenido la oportunidad de leer dos cómics que se complementan y comparten algún personaje -Frankie / el monstruo de Frankenstein; Emil Ferris habla en una entrevista de su pasión por este ser-, parte de sus objetivos -ambos reflejan, al ahondar en la vida emocional de las mujeres protagonistas, las disfunciones de sus respectivas sociedades- y circunstancias creativas -se trata de las primeras novelas gráficas de sus autoras, que ya tenían una carrera como ilustradoras-.

La muerte no es el final. El final es el olvido.
Mary Shelley: La muerte del monstruo es una completa biografia que combina la información histórica con la especulación y la crítica literaria. Su discurso sobre las relaciones entre creación artística y experiencia vital amplía el alcance de la obra más allá de una descripción cronológica de la vida de la artista.
Lagartos e Iglesias hablan sobre los protagonistas de la escena romántica inglesa (con un homenaje explícito a Remando al viento), pero sobre todo de la presión social sobre las mujeres y cómo se desvirtuó el relato original, convirtiéndolo en un producto de digestión fácil para el público consumidor.


Además, el juego con lo onírico y la relación especular entre realidad e imaginación, ya presentes en el clima de la novela, se muestran en la construcción de las escenas y en los recursos gráficos. Todo ello refuerza la tesis de que el monstruo de Frankenstein parte de -y, en cierta medida, anticipa- el sufrimiento de Mary Shelley; lejos de la imagen popular de un ser malvado, se convierte en su apoyo y consuelo.
"Cuando el mundo castigó tu independencia, cuando castigó a la mujer de talento, yo estaba contigo. Yo me quedé con tu dolor, Mary Godwin. Nací sin amor y me refugié en el fondo de tu mente. Me he quedado con tus lágrimas para que tú pudieras seguir viviendo."

Tan compleja y multidimensional como su compañera en esta tertulia, Lo que más me gusta son los monstruos fue, por lo que cuenta y por cómo lo hace, la gran revelación de 2017.
Es un canto de amor al arte y a las expresiones de la cultura popular y la contracultura, que actualiza la influencia del naturalismo de Goya, los expresionistas alemanes Max BeckmannOtto Dix y George Grosz, las películas de terror de Universal Studios, el arquetipo del detective privado de la novela negra clásica, los tebeos de EC Comics y el underground de Robert Crumb. También incluye guiños metanarrativos, como la cripta de los McGuffin que da acceso a un supuesto mundo subterráneo. Nadie puede dejar de maravillarse ante la riqueza que Emil Ferris ha sabido sacar de sus bolígrafos de colores y de la completa ruptura de las estructuras de la página.
Un monstruo bueno a veces asusta porque tiene un aspecto peculiar y colmillos... algo que no puede controlar... En cambio los monstruos malos quieren tener el control... que todo el mundo esté asustado para que ellos puedan llevar la batuta...
Narrativamente, admira su capacidad para reflejar y generar emociones creíbles en todos sus personajes, que aparecen definidos con igual claridad y precisión, da igual el espacio que ocupen en la obra. 
Al establecer un paralelismo entre el Berlín de entreguerras y los barrios deprimidos del Chicago de finales de los sesenta, dos espacios físicos y temporales muy distintos pero unidos por la guerra como telón de fondo, Ferris señala cómo las dinámicas de desigualdad social son siempre las mismas. Para las clases que ostentan el poder económico y político, los monstruos son los más vulnerables o aquellos a quienes consideran diferentes; para los excluidos del sistema, las auténticos aberraciones son los ricos.
En ese contexto, no es extraño que Karen Reyes se refugie en sus fantasías: la que está unida a una madre protectora y la que se relaciona con el poder, la libertad, el respeto y la vida mejor que conllevaría ser un monstruo.
The Comic Journal hizo una entrevista imprescindible a la autora. Tras conseguir el dinero necesario a través de un crowfunding, el volumen dos apareció hace un año en Estados Unidos.

23 de octubre de 2018

NOVEDADES SEPTIEMBRE 2018



Angel Catbird, de Margareth Atwood y Johnie Christmas. Sexto Piso, 2018. 311 p.  Un joven ingeniero de genética llamado Strig Felidus se ve envuelto en un accidente, a raíz del cual su ADN se mezcla con el de un gato y un búho. Provisto repentinamente de habilidades sobrehumanas, asumirá la identidad de Angel Catbird y se verá inmerso en una guerra a muerte entre los hombres-gato y los ejércitos de ratas del profesor Muroid.
En colaboración con el artista Johnnie Christmas, cuyos dibujos en la tradición del comic book norteamericano ofrecen el contraste perfecto para el carácter delirante de la historia, Margaret Atwood ha creado una divertidísima novela gráfica en la que reflexiona sobre la libertad, la naturaleza y la colaboración entre diferentes especies. Una aventura de superhéroes de inspiración pulp llena de amor por los animales. (Reseña de la editorial)


Archivos estelares, de Flavita Banana. Astiberri, 2017. 208 p. Poseedora de un trazo rotundo e inconfundible y una gran habilidad para retratar las alegrías y miserias del género humano, Flavita Banana lleva varios años haciéndonos llegar sus viñetas a través de las redes sociales y colaborando con medios como Smoda, Orgullo y Satisfacción o Mongolia. En Archivos estelares recopilamos por primera vez sus viñetas más populares, a lo largo de un volumen de más de 200 páginas.
“Poca gente sabe mezclar amor y humor de una forma tan enrevesada y directa”, comenta Miguel Gallardo en el texto que sirve como prólogo al libro. “A pesar de todo el cinismo que destila, deja ver un corazón así de grande, que se encariña con esas mujeres de pelo alborotado y esos hombres atónitos”. (Reseña de la editorial)




Corto Maltés. Equatoria, de Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero. Norma, 2018. 88 p. Corto Maltés se encuentra en su amada Venecia tras los pasos del espejo del Preste Juan, legendario monarca cuyo reino se hallaba en algún lugar impreciso entre África y la India. Según la leyenda, sus vastos dominios estaban poblados de amazonas, unicornios y toda clase de prodigios. Sin embargo, su mayor tesoro era un espejo a través del cual podía observar cualquier parte del reino. La búsqueda de este objeto mágico llevará a Corto a recorrer un continente africano agitado por el colonialismo europeo de comienzos del siglo XX. (Reseña de la editorial)



Contra muros y banderas, de El Roto. Reservoir Books, 2018. 95 p. «No falla nunca, y nunca deja de ser admirable. Cada día hay una nueva descarga eléctrica, un fogonazo igual de vívido de claridad, un golpe de risa que revela lo grotesco o lo ridículo o lo inmundo debajo de las proclamas solemnes o de las sinrazones o las estupideces que por repetirse tanto ya nos parecen normales. El Roto, literalmente, no deja títere con cabeza, y además nos hace ver hasta qué punto son títeres los figurones y los figurantes de la actualidad diaria, y qué semblantes de capricho de Goya o caricatura de Grosz o pintura negra se esconden debajo de las máscaras sonrientes de la publicidad política -en la política ya queda muy poco que no sea publicidad- y las informa... (Reseña de la editorial)




The end of the fucking World, de Charles Forsman. Sapristi, 2018. 1 v. James es un sociópata nihilista y peligroso, pero Alyssa se ha enamorado de él y, en cuanto pueden, emprenden su fuga particular dejando varias muertes a su paso. Sus fantasías violentas y el amor que se profesan se funden en un viaje de angustia y miedo, un dramático road trip que remite a películas como Badlands, Corazón Salvaje o Amor a quemarropa.
De una inusitada tensión narrativa, el cómic de Forsman juega con una estética delicada que choca con la extrema violencia de algunos pasajes, el punto de vista de la narración y el diálogo reducido a la mínima expresión, factores que convierten esta historia en un ejemplo magistral de la economía de medios. ¿Cuántas veces la bondad y la maldad física y psicológica de dos hastiados adolescentes se han retratado mejor que aquí? (Reseña de la editorial)


Pulse enter para continuar, de Ana Galvañ. Apa-Apa Comics, 2018. 94 p. Pulse Enter para  continuar. Para sufrir con una mujer-muñeca de circo difamada desde que dejó de ser útil, de dar dinero. Para ser controlada mentalmente en campamentos interestelares con puertas de cristal líquido. Para sufrir chantajes con virus informáticos que se nutren de nuestros traumas más inconfesables. Para entender la malicia de las grandes corporaciones en escenas pequeñas y cotidianas, reales pero surrealistas. Para comprender por qué debería caer el sistema. Para entrar en las dimensiones desconocidas, tan reconocibles, de Ana Galvañ: ciencia ficción y enfado cósmico; John Varley y Rod Serling en colores difuminados. Que no le tiemble el pulso. No lea los términos y condiciones. Pulse Enter para continuar. (Reseña de la editorial)




Frida Kahlo. Una biografía, de María Hesse. Lumen, 2016. 147 p. Frida fue algo más que dolor y angustia. Quiso ser fiel a su arrolladora personalidad y se convirtió en una artista llena de vida. Su pintura es fiesta, color, sangre y vida. Fue una luchadora que decidió ponerse el mundo por montera y una mujer apasionada que no se conformó con estar a la sombra de su gran amor, el pintor Diego Rivera. Frida decidió vivir con intensidad, tanto las desgracias como las alegrías que le deparó la existencia.
Inspirado en las vivencias de la icónica pintora mexicana, este libro ofrece un hermoso paseo ilustrado por su vida y su obra. (Reseña de la editorial)



Mary Shelley: la muerte del monstruo, de Raquel Lagartos y Julio César Iglesias. Diábolo, 2016. 1 v. Villa Diodati, 1816. Bajo un cielo cubierto por la ceniza de la erupción del volcán Tambora, Lord Byron desafía a sus invitados a escribir un relato de terror inolvidable. Solo Mary Shelley y Polidori terminaron sus historias. El desgraciado Polidori rehizo el mito del vampiro y lo convirtió en el príncipe de la noche. Mary Shelley fue incluso más allá. La potencia de Frankenstein fue tan estremecedora que la literatura hubo de reacomodarse, inventar géneros y desbrozar caminos para hacerle un sitio. En apenas unos días, una jovencita de diecinueve años concibió una criatura que arrasaría con las novias fantasmales y los castillos encantados de la novela gótica.
En 2018 se cumplen 200 años de la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo, la novela que cambió el rostro de los monstruos para siempre.
Mary Shelley: La muerte del monstruo es una biografía especulativa que explora la trágica vida de Mary Shelley y la psique del monstruo, espejo roto de la autora. Con ocasión del 200 aniversario, esta edición especial revisada incluye bocetos, escenas descartadas, un nuevo prólogo a cambio de Fernando Marías, una cronobiografía de Mary Shelley y una guía de personajes. (Reseña de la editorial)




Descender Libro 5. La revolución de los robots, de Jeff Lemire y Dustin Nguyen. Astiberri, 2018. 120 p. Una década atrás gigantescos robots, conocidos como los Cosechadores, aparecieron en la órbita del grupo de los nueve planetas centrales que forman el Consejo Galáctico Unido (CGU) y dejaron a toda la humanidad devastada antes de desaparecer. El pequeño robot Tim-21 puede tener la clave de lo que quieren esos invasores y el porqué de su llegada.
En este nuevo episodio de Descender, se precipitan los acontecimientos que se habían ido encadenando hasta ahora. La resistencia robótica se levanta y tensa su zarpa de hierro sobre el universo cuando se revelan los orígenes de los Cosechadores, y la galaxia entra en una guerra abierta. La rebelión de los robots crea el escenario para el inevitable enfrentamiento entre humanos y robots a la par que los principales personajes (desde el CGU hasta el pequeño grupo de fugitivos y quienes los persiguen) se disponen a cruzar de nuevo sus destinos. (Reseña de la editorial)



La joven Frances, de Hartley Lin. Astiberri, 2018. 144 p. La insomne asistente jurídica Frances Scarland es reclutada por el socio más importante de la empresa para la que trabaja y parece destinada a sufrir un importante salto en su carrera, lo quiera o no. Pero cuando su impulsiva amiga Vickie decide aceptar un papel en una serie de televisión y trasladarse a la costa opuesta del país, su confuso mundo interno comienza a implosionar... El trabajo diario de Frances contrasta con los más glamurosos sueños de su amiga Vickie.
El canadiense Hartley Lin ofrece una serie de observaciones tan sutiles como realistas sobre descubrir lo que se busca en la vida y el tránsito a la edad adulta. Una visión personal del caos laboral y la amistad a lo largo del tiempo. Lin ha creado cómics con el seudónimo de Ethan Rilly (un anagrama de su nombre real) durante cerca de diez años, en los que ha ganado varios premios. Con la publicación de La joven Frances, abandona oficialmente su alias y muestra su agudo sentido de la observación de la naturaleza humana. Numerosos artículos lo señalan ya como uno de los libros más esperados del año. (Reseña de la editorial)




Berlín Libro 3. Ciudad de Luz, de Jason Lutes. Astiberri, 2018. 176 p. Hitler llega a Berlín. Con el parlamento controlado por los nazis la ciudadanía se divide aún más. Lutes se distancia de los grandes personajes de la política, para centrarse, a través de las vidas de un pequeño grupo de berlineses, en el ascenso del fascismo y la rapidez con la que puede reemplazar a la democracia. La mayoría de los habitantes de Berlín sigue su día a día sin percatarse de la amenaza que se cierne sobre su existencia. Mientras tanto, el periodista Kurt Severing y la artista Marthe Müller miran con horror cómo su sociedad comienza un vertiginoso descenso al extremismo.
Berlín. Ciudad de luz pone punto final a una obra monumental elaborada a lo largo de veintidós años que muestra, a través de los ojos de la gente corriente, la transformación de la ciudad alemana de una metrópolis liberal a un baluarte del fascismo. La trilogía de Berlín está considerada como el trabajo de ficción histórica más ambicioso realizado en el campo de la novela gráfica. Tras recopilar documentación durante más de dos años, Lutes comenzó a publicar Berlín, de forma serializada, en 1996. Fue elegida en 2005 como una de las 10 mejores novelas gráficas de todos los tiempos por la revista Time. Ha ganado cinco premios Eisner, dos Ignatz y un Harvey. (Reseña de la editorial)



Rubber Flesh, de Miguel Ángel Martín. Reino de Cordelia, 2018. 272 p. Rubber Flesh es «una orgía de sangre, sexo y carne de plástico quemada», según Jot Down, que eligió esta novela gráfica como uno de los cien tebeos imprescindibles. En la que fue su primera colaboración con la revista El Víbora, Miguel Ángel Martín demostró poseer un universo único, exportable al resto del mundo. Todo un clásico de uno de los grandes maestros del cómic español. (Reseña de la editorial)




Desastre, de Mamen Moreu. Astiberri, 2018. 88 p. Berta tiene 35 años y su vida, más que aburrida, es un desastre absoluto. Está todo el día de mal humor, su vida social es penosa, trabaja en una franquicia de perfumerías que se va a pique, su novio es el mismo desde la universidad y no se tocan ni con un palo...
¿Conseguirá Berta dejar de ponerse excusas y pasar a la acción? ¿Será capaz de enfrentarse al qué dirán y volver a empezar sin hacer demasiado drama? (Reseña de la editorial)



El tesoro de Lucio, de Belatz. Txalaparta, 2018. 138 p. Más que un teórico, Lucio Urtubia es, ante todo, un hombre de acción. Su vida ha sido una lucha constante y, en contra de lo que piensan muchas personas, ese es su legado, el tesoro de Lucio. Basándose en interminables charlas y entrevistas con el anarquista navarro, Belatz recrea con nitidez y minuciosidad las acciones, lugares, personajes, sucesos y atmósferas que han marcado la vida de Lucio. Convertido ya en su biógrafo oficial, el ilustrador pamplonés nos narra sus vivencias más conocidas y las aventuras más desconocidas: su infancia en Cascante, las primeras expropiaciones de bancos, la forma de zafarse de la policía, cuestiones familiares y personales, la conocida negociación con el Citibank, las formas de pasar la frontera… Todo, o casi todo, queda reflejado en estas páginas llenas de acción. Porque, como nos recuerda este anarquista irreductible, “un revolucionario que no hace nada es como un cura”. (Reseña de la editorial)




Batman, Detective Cómics. Vol. 7 Inteligencia, de James Tynion IV y Alvaro Martínez. ECC, 2018. 96 p. Jean-Paul Valley, más conocido como Azrael, parece haber encontrado en Gotham un lugar al que llamar hogar... ¡sin embargo, alguien de la Orden de San Dumas no parece estar de acuerdo con su nueva vida! Para cumplir con sus propósitos, la Orden está dispuesta a eliminar al que durante años fue su mejor agente. Mientras su equipo se enfrenta al pasado de Azrael, Batman se centra en los terribles descubrimientos que realizó durante el transcurso de Batman/Flash: La chapa. ¡Un camino que lo conduce hasta la mismísima Zatanna, maestra de la magia! (Reseña de la editorial)



Paper Girls. Libro 2, de Brian K. Vaughan y Cliff Chiang. Planeta, 2018. 136 p. Sigue la exitosa serie de Brian K. Vaughan con un nuevo giro argumental. Erin, Mac y Tiffany se ven obligadas a viajar a un futuro terrorífico desde su época, 1988. 

Brian K. Vaughan (Saga, Y, We Stand on Guard) nos presenta una aventura que mezcla la nostalgia ochentera de películas como “Stand by me” y la intriga de “La Guerra de los Mundos”. (Reseña de la editorial)




Saga. Libro 8, de Brian K. Vaughan y Fiona Staples. Planeta, 2018. 152 p. Después de los eventos traumáticos de la Guerra por Phang, Hazel, sus padres y sus compañeros supervivientes se embarcan en una aventura hacia a los confines del universo que les cambiará la vida.         

Cómic ganador de múltiples premios Eisner a mejor serie nueva, mejor serie regular y mejor guionista. De Brian K. Vaughan, autor bestseller del New York Times, y la aclamada dibujante Fiona Staples. Vaughan ha sido guionista de series de TV como Lost o La Cúpula. (Reseña de la editorial)



Dieter Lumpen, ed. integral, de Jorge Zentner y Rubén Pellejero. Astiberri, 2014. 264 p. Dieter Lumpen tiene tanto la imagen del clásico aventurero como del que no quiere saber nada de aventuras. No es extraño, pues, que sea la propia Aventura la que se cruce en su camino y lo arrastre con ella. Con su imagen de tipo elegante y de modales amables, sin oficio ni beneficio conocidos, Dieter Lumpen nos conduce de Turquía al Caribe pasando por escenarios tan clásicos de la aventura como China o Venecia.
Aparecido por primera vez en 1981 en las páginas de Cairo, Dieter Lumpen se publicó en diversas revistas hasta su final en 1994. Esta edición contiene los cinco álbumes de los que consta la serie, incluyendo El precio de Caronte, el último de ellos no publicado anteriormente en tomo recopilatorio en castellano, así como un prólogo de Tim Sale y un texto de la periodista Celia Macías Castejón, que cierra el volumen.
El dibujante estadounidense, Tim Sale, apunta haber visto en Rubén Pellejero “un alma gemela de mí mismo en su forma de entender el equilibrio del blanco y negro. Al leer la historia, descubrí que su dibujo combinado con la historia de Zentner, con su mezcla de extravagancia, aventura, romance y un seductor sentido de su ubicación, me fascinaba. No había visto antes nada parecido. Envidio a cualquiera que vaya a descubrir su trabajo por primera vez”. (Reseña de la editorial)




El bosque milenario, de Jiro Taniguchi. Ponent Mon, 2018. 72 p. Después de un terrible seísmo, un bosque desaparecido tiempo atrás reaparece en los alrededores de Tottori. Un joven recién llegado de Tokio percibe sus vibraciones y los murmullos de los seres que lo pueblan. .
En esta vibrante oda a la naturaleza, que nos sugiere que el hombre puede vivir en armonía con su entorno, el autor nos invita, con fineza y dulzura, a la intimidad de ese lugar tan querido para él. (Reseña de la editorial)

7 de octubre de 2018

Asia

Aurélien Ducoudray y Mélanie Allag, El cumpleaños de Kim-Jong il (2016)
Sonny Liew, El arte de Charlie Chan Hock Chye. Una historia de Singapur (2015)
Tres Premios Eisner 2017, incluyendo el de Mejor guionista/dibujante.

Este mes tenemos la oportunidad de acercarnos a la historia reciente de dos países asiáticos radicalmente distintos, aunque marcados por el enfrentamiento entre las grandes potencias. Las  obras elegidas tienen la virtud de mostrarnos las dinámicas geopolíticas del área destacando las consecuencias para sus habitantes, indefensos ante los intereses de quienes detentan el poder.

Aurélien Ducoudray ha sido fotógrafo y redactor de prensa, periodista en televisión, documentalista y, desde 2010, guionista de varios cómics que abordan la biografía, el humor, la fantasía, la ciencia ficción y el periodismo.
Mélanie Allag es ilustradora de libros infantiles. En El cumpleaños... pone por primera vez sus lápices de colores al servicio de un relato adulto.


Ambos combinan sus habilidades profesionales para construir una historia, tan dura como necesaria, que parte de testimonios de refugiados y profesionales. Conocemos a Jun Sang, el protagonista, cuando tiene ocho años, y lo dejamos a los dieciséis. Como cualquier otro niño, irá modificando su visión del mundo, pero en su caso la pérdida de la ilusión y de la confianza desvelan las consecuencias de una cruel dictadura militar.
A. Ducoudray: Obviamente, la escritura periodística deja huella en la manera de abordar los temas (ángulo, tratamiento, deontología), pero la ficción permite una gran libertad al escribir (...) Lo que más me interesa como fotoperiodista o guionista son las personas (...) Una historia solo puede ser interesante si se profundiza en personajes interesantes (...) Si son únicamente sobres bonitos pero vacíos, la historia no te afectará.
El desencanto y el sufrimiento son perfectamente reflejados por Allag, que comienza utilizando el color para mostrar después, a través de los grises y la sinuosidad de unos cuerpos desencajados, el dolor y el hambre extremos. Lo explica mucho mejor la propia autora:
M. Allag: Para contarlo desde el punto de vista de un niño normal de ocho años, de un orgulloso norcoreano, Aurélien, que conocía mi trabajo en ilustración juvenil, necesitaba una línea que imitara el lado pop de las imágenes propagandísticas, un diseño cercano al mundo de la infancia (...)
Gráficamente, el comienzo de la historia tenía que seguir los códigos de esa propaganda, por lo que el color tenía un papel en la narración (...) que desaparece en la segunda parte de la historia, en el campo de trabajo. En estos últimos capítulos, el tratamiento gráfico es un poco más difícil. Vemos a Jun Sang crecer a medida que pasan las páginas hasta que al final, cuando sacamos un poco la cabeza, el color vuelve.
Hace tres años leímos Pyongyang. Sin embargo, volver a Corea del Norte a través de El cumpleaños de Kim Jong-il era necesario: Delisle nos mostraba un país insólito y extravagante, pero Ducoudray y Allag retiran el disfraz de lo exótico para hacernos chocar con la realidad del sufrimiento de millones de personas.
Para conocer algo más sobre esta nación y el papel de otros países en su génesis y mantenimiento, es muy recomendable Corea del Norte. Un mundo aparte (Vanguardia Dossier 66, 2017). En algunas entrevistas, el guionista ha citado las obras que tomó como referencia: Evasión del Campo 14 (Blaine Harden), Querido Líder. Vivir en Corea del Norte (Barbara Demick), Le dernier testament de Kim Jong-il (Arnaud Duval) y Je regrette d'être né là-bas (M. Buissonière y S. Delaunay). Además, César nos recomienda el blog donde Marc Bernabé cuenta su reciente viaje al país.



El arte de Charlie Chan Hock Chie. Una historia de Singapur refleja en su título las tres dimensiones (cómic, vida, Singapur) de una obra necesariamente extensa para abarcar tanta información y significados.
En primer lugar, Sonny Liew elabora un catálogo de la historia y posibilidades del cómic, sus técnicas, evolución temática y estilística. Sus páginas le sirven para presentar obras en aguada, óleo, lápiz... sobre soportes múltiples -prensa, bocetos, propaganda, pósteres, publicaciones baratas, etc.-. Hay continuos homenajes a grandes figuras del medio, como el Tezuka inicial, Jiro Taniguchi, Stan Lee, Steve Ditko, Bernie Krigstein, Winsor McCay, Harvey Kurtzman, Hergé, Frank Miller o Carl Barks.
Al mismo tiempo, recorre muchos de los hitos que han marcado al noveno arte por su éxito comercial a lo largo del tiempo: las historias de consumo de los comic book de ciencia ficción, hazañas militares, humor o infantil; las daily strips protagonizadas por animales; el cómic de superhéroes como heredero del pulp...
Tanto por este recorrido histórico como por presentar el arte como una vía para reflexionar críticamente sobre la realidad sociopolítica, El arte... puede recordar a Sin la sombra de las torres, de Art Spiegelman. Gracias al juego con el lenguaje del cómic, conecta también con 99 ejercicios de estilo (Matt Maden) y el reciente Homónimos (Antonio Navarro).
Seth construyó en La vida es buena si no te rindes la vida de un humorista gráfico de relativo éxito en las publicaciones norteamericanas de los años 50. Se trataba de un medio para rendir homenaje a la época y sus icónicos autores, pero también para hablar sobre qué es lo realmente importante en nuestras vidas y cómo tomamos las decisiones que marcan nuestro futuro.
Kalo y Charlie Chan Hock comparten su relativa intrascendencia dentro de una industria que busca productos de consumo de masas; sin embargo, se diferencian en su elección final. El capítulo 8 (El rey de los cómics) y el epílogo (Un anciano, a fin de cuentas) hacen explícitas las intenciones de Sonny Liew respecto a estas dos primeras dimensiones.
En cierto sentido, Charlie Chan es una voz que, llevada por un imperativo ético y por su amor al cómic, sacrifica su vida personal para intentar contar una versión alternativa de la historia, pero que acaba silenciado por las instituciones.


Por último, El arte... es un recorrido cuidadosamente documentado por la historia de Singapur en el siglo XX, cuando su estratégica localización comercial lo convirtió en objeto de deseo de muchos actores internacionales (Gran Bretaña, China, Malasia, Japón).
En la actualidad, la antigua lucha entre capitalismo y comunismo -que escondía la defensa de los intereses de empresas y clases pudientes- se ha trasmutado en la perpetuación de una desigual distribución de la riqueza, mientras que el conflicto étnico sigue vigente desde la colonización.
Sonny Liew (bananawriters.com): La idea central del libro estaba bastante clara desde el principio: contar la historia de Singapur a través de un relato ficticio en forma de cómic. Pero su naturaleza evolucionó bastante. Lo que había sido concebido como un libro con ensayos y extractos de imágenes de las obras de una serie de creadores imaginados acabó centrándose en un artista, y los ensayos se convirtieron en más cómics, al estilo de Scott McCloud.
Pensé que un libro que cubriera un periodo tan amplio de la historia y que contuviera tantas rupturas de estilo debía ser más sencillo en otras áreas. Por eso, reduje algunos elementos para asegurar que la narrativa fuese más manejable tanto desde el punto de vista creativo como para el lector (...) El truco consiste en tratar de introducir diferentes elementos de manera gradual y sutil, mostrar al lector cómo leer el libro mientras lo hace.
He pasado la mayor parte de mi vida en Singapur y siempre he sido vagamente consciente de que existían relatos que cuestionaban la narrativa histórica dominante. La llamada "Historia de Singapur" fue contada por el partido gobernante (...) Para ponerlo en perspectiva, habría que imaginar un Estados Unidos en el que un solo partido hubiese estado al frente de todos los poderes gubernamentales y cuál sería su influencia sobre el discurso histórico. Sin embargo, diría que no se trata tanto de revisar la historia como de presentar una más inclusiva. Aunque pueda perderse parte de certeza, será más fiel a la riqueza del pasado del país.
En la medida en que las cuestiones históricas pueden moldearnos y afectar la forma en que pensamos y nos comportamos, un relato más inclusivo será, sin duda, positivo. 
Creo que el papel político de los cómics es solo una manifestación de las formas narrativas que pueden asumir. Su aspecto visual los ha convertido en un potente medio de comunicación, ya que su producción y distribución son relativamente baratos. Añadiría incluso que la noción de los cómics como medio juvenil es una espada de doble filo, una que lo malinterpreta pero que, al mismo tiempo, le permite transmitir mensajes bajo el radar.

19 de agosto de 2018

Ciencia ficción

David Sánchez, Un millón de años (2017)
Jeff Lemire y Dustin Nguyen, Descender (2015-2018)
Premio Eisner 2016 al mejor dibujante/artista multimedia
Nominación al Premio Eisner 2018 a la mejor serie regular

Jeff Lemire: Uno de los principales atractivos de la ciencia ficción es la construcción de los mundos, poder usarla como una gran metáfora de las cosas que me importan en la vida real y elaborar un universo imaginario a partir de ello.
El pasado y el futuro suelen ocupar buena parte de nuestros pensamientos, tanto a nivel individual ("¿qué hubiese pasado si...?", "¿cómo estaré dentro de diez años?") como colectivo ("hace siglos éramos..." o "en pocas décadas estaremos...").
La mejor ciencia ficción sabe reflejar y canalizar estos intereses en obras que, además de entretenernos, se convierten en punto de partida para la reflexión sobre quiénes hemos sido, somos y seremos.

"Es como una biblia psicodélica postapocalítica (...) la Biblia es un conjunto de historias inconexas que (...) hablan de Dios. Yo quería hacer eso pero pasado de vueltas (...)"
La obra más reciente de David Sánchez es, ante todo, una experiencia de lectura diferente a lo habitual. Como señala Gerardo Vilches en su excelente crítica, lo fundamental es qué nos hace sentir el cómic, la huella de desasosiego que permanece en nosotros días después de haberlo terminado.
Sin embargo, también hay una estructura clara en la obra y es posible encontrar puntos de conexión entre los relatos, que actúan como pequeñas escenas de un mundo inhóspito. En todos se reza con resonancias bíblicas, aunque nunca se consiga lo deseado; la violencia determina el destino de los personajes; la paternidad viene asociada al apego, al sacrificio y, sobre todo, al sufrimiento de la pérdida.
Parece que David Sánchez intenta hacernos ver cómo, a pesar de ser incapaces de abandonar la esperanza, nuestra salvación es inalcanzable. Aún así, la vida continúa, terca, en movimiento.
Pero lo más sensato es escucharle en las entrevistas publicadas en Canino y Tentaciones.

"- Nos cazaron, nos torturaron y nos destruyeron sistemáticamente mientras nuestros antiguos amos y acompañantes los vitoreaban.
- Pero... ¿por qué?
- Porque nos temen, Tim-21. Porque estaban dolidos y querían hacer daño a algo. Porque son humanos."
De vez en cuando salimos de los límites de la obra completa y nos acercamos a series abiertas de publicación mensual, como Saga o The Walking Dead. Jeff Lemire es unos de los guionistas más prolíficos -actualmente escribe Gideon Falls, Black Hammer y Royal City-  y de los que mejor están aprovechando este formato para moverse entre lo comercial y lo independiente, demostrando que a veces estas etiquetas no tienen mucho sentido.
Gracias a Ricardo leemos una saga galáctica que, tras 32 números, terminó de publicarse en julio de 2018 (el próximo año se iniciará su secuela, Ascender). Una space opera que recupera elementos de obras clásicas del género, como Star Wars y Star Trek -con los saltos de la narración entre planetas, la confederación como órgano político amenazado, las distintas razas y entornos físicos, los lazos inicialmente ocultos y las alianzas entre personajes muy diferentes entre sí- o Battlestar Galactica -la maquinidad recuerda al monoteísmo cylon, el ataque de los Cosechadores a los nueve planetas es similar al exterminio inicial en la serie de televisión y el dr. Quon parece un reflejo de la biografía, aspecto y actitudes de Gaius Baltar-. La rivalidad entre hermanos y el movimiento anti-mecha de A. I. Inteligencia Artificial (Steven Spielberg) tampoco se puede obviar.
"¿No es raro? Nos crearon idénticos, pero tú te sientes abrumado por la tristeza y el amor mientras que yo solo siento cosas como la envidia."
Tim-21 nos hace pensar inevitablemente en Pluto, el manga de Naoki Urasawa. Como en él y en la obra en que a su vez se basa, el Astroboy de Osamu Tezuka, hay una reflexión sobre las relaciones entre el hombre y las máquinas,  dónde radican la conciencia y la naturaleza humana (hola, Isaac Asimov), el miedo a quienes son diferentes y la facilidad de caer en una espiral de violencia sin salida aparente.
Pero no nos equivoquemos: Descender es mucho más que una acumulación de influencias -Nguyen destaca la importancia de Power Pack en el diseño de Tim y es difícil no pensar que Taladrador es un guiño a Transformers- o una copia actualizada. Junto a Lazarus y la ya citada Saga, es una de las mejores series de un género en alza, la ciencia ficción. El ritmo del relato es inmejorable gracias a los saltos entre escenas, los flashbacks y la simultaneidad de las tramas; los giros dramáticos funcionan, la descripción de un universo que se va ampliando progresivamente resulta siempre interesante y es difícil no sentirse vinculado a los protagonistas. En el aspecto gráfico, las acuarelas de Nguyen y la posibilidad de ver la textura del papel de algodón hacen que nos sintamos dentro de cada escenario, ya sea un sueño o un asteroide metálico.