8 de febrero de 2021

Ciencia ficción

François Schuiten y Benoit Peeters, Las ciudades oscuras. La chica inclinada (Les Cités obscures. L’Enfant Penchée, 1996).
Albert Monteys, ¡Universo! (Universe! The Periodical of Cosmic Wonder #1-5, 20, 2014-2016)
 

La etiqueta ciencia-ficción engloba posibilidades creativas muy diferentes, que se reflejan en el considerable número de subgéneros, categorías y corrientes identificadas. Esa variedad y flexibilidad permiten tratar muchos temas desde perspectivas complementarias o radicalmente alejadas. La chica inclinada y ¡Universo! ejemplifican dos acercamientos a este género, así como formas distintas de entender la industria del cómic -o, mejor dicho, representan momentos separados en su evolución, formato y canales de distribución-.

En primer lugar, sin embargo, podemos resaltar las coincidencias entre ambas obras. Sus relatos se enmarcan en universos narrativos propios, con historias conectadas entre sí y personajes recurrentes. El posible futuro de la humanidad imaginado por Monteys en los seis números digitales que ha publicado hasta ahora es equivalente al mundo paralelo creado por los autores belgas en más de una decena de álbumes con varios formatos. Escenarios tan dispares (prospectivo uno, ucrónico el otro) les permiten reflexionar sobre las mismas cosas: las estructuras sociales, comportamientos, anhelos y riesgos del presente.

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En La chica invisible, al igual que  en el resto de obras de la serie Las ciudades oscuras, la arquitectura de los espacios urbanos -que recuerdan a ciudades reales, como Alaxis a Venecia- y los objetos -que se asemejan a veces a la imaginería steampunk- son un elemento fundamental. Marcan el tono del relato y muestran cuál es la situación de los personajes que se encuentran en ellos (los salones de la casa de Mylos, las ruinas donde se acaba asentando el circo caído en desgracia, las instalaciones científicas de Mont Michelson…). A través de los espacios, los creadores comparten su análisis sobre los males de nuestra época.

Schuiten y Peeters hacen referencias explícitas a los relatos clásicos de Jules Verne (en concreto, De la Tierra a la Luna, 1865) como inspiración, aunque también es inevitable la comparación con La parada de los monstruos y se puede establecer una coincidencia entre las premoniciones de Desombres, el pintor, y el segundo relato de Crónicas marcianas (Ray Bradbury, 1950), donde Ylla, su protagonista, tiene sueños en los que aparece un cohete.

En el blog Un universo de viñetas encontraréis un completo análisis de este relato desde el punto de vista formal (dibujo, composición de las páginas) y narrativo. Además, plantea una sugestiva interpretación del mismo, destacando tanto sus aspectos más acertados como posibles debilidades ¿Coincidís con sus interpretaciones?

¿Creéis que el final de la obra rompe con el tono previo al girar hacia lo fantástico y metafórico? ¿Consiguen los autores transmitir la idea de que Mary es una joven fuerte capaz de superar los obstáculos sociales y estereotipos dominantes sobre las mujeres y quienes son diferentes? ¿Os animáis a continuar descubriendo la serie de Las ciudades oscuras?

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Mientras que La chica invisible asienta su mirada en el pasado, ¡Universo! se lanza decididamente hacia el futuro. Combina sátira y seriedad -Monteys sabe dar el espacio necesario al humor, sin que desentone en los momentos más dramáticos, como en ¡La Cristina del mañana!- y nos muestra el desarrollo -lógico o extremo, según quien lo lea, pero inquietante- de algunas tendencias actuales: el capitalismo de las grandes corporaciones, los robots como sustitutos de las relaciones personales (si os parece imposible que exista un MRR3, podéis ver el documental Robots: Historias de amor o conocer a Harmony), la conexión permanente y la virtualización de la vida.

Son claras las fuentes de las que bebe y a las que homenajea con cariño su autor, un reconocido aficionado a la literatura de ciencia ficción: relacionamos de inmediato La fábrica del amor con las leyes de la robótica de Isaac Asimov y el viaje de Tommy con la psicohistoria; los títulos de cada número tienen un aire a las "dime novels" y las posteriores revistas pulp; el mundo arrasado en Terminator se refleja en Lo que sabemos del planeta Tierra; las expediciones formadas por un grupo de expertos en distintas ramas del saber son un subgénero en sí mismo... Y la referencia a Theodore Sturgeon, figura central de la Edad de Plata poco conocida por el público general, revela a un auténtico connaiseur.

La reseña de Zona Negativa señala algunos aspectos importantes, como la complejidad y profundidad de lo que se nos cuenta, que puede pasar injustamente desapercibida ante el atractivo estilo gráfico y fantástico manejo del color. Lo más interesante es leer su entrevista con Pepo Pérez, en la que habla de su trayectoria previa, la génesis del proyecto, la propia serie y la naturaleza de la plataforma Panel Syndicate ¿Qué os parece este modelo de negocio? ¿Habéis leído alguna de sus obras en formato digital?

Aunque el número más reciente de ¡Universo!, el seis, apareció en 2018, esperamos volver a disfrutar pronto de ella. Seguramente (¡ojalá!) el retraso se deba a la adaptación de Matadero Cinco, una novela que le viene como anillo al dedo, publicada a finales de 2020.