18 de noviembre de 2018

Monstruos

Raquel Lagartos y Julio César Iglesias, Mary Shelley: La muerte del monstruo (2016)
Emil Ferris, Lo que más me gusta son los monstruos (My favorite thing is monters, vol. I, 2017)
Premios Ignatz 2017: mejor novela gráfica y mejor artista. 
Premios Eisner 2018: mejor álbum gráfico (primera obra de una debutante que lo consigue), mejor autor completo y mejor colorista.

El diccionario dice que "monstruo" viene de la palabra latina "monstrum", que significa "mostrar".
Coincidiendo con el ducentésimo aniversario de la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo, Mariví propuso dedicar una tertulia a esta obra, que enlaza la tradición de la novela gótica con el origen de la ciencia ficción.
Hemos tenido la oportunidad de leer dos cómics que se complementan y comparten algún personaje -Frankie / el monstruo de Frankenstein; Emil Ferris habla en una entrevista de su pasión por este ser-, parte de sus objetivos -ambos reflejan, al ahondar en la vida emocional de las mujeres protagonistas, las disfunciones de sus respectivas sociedades- y circunstancias creativas -se trata de las primeras novelas gráficas de sus autoras, que ya tenían una carrera como ilustradoras-.

La muerte no es el final. El final es el olvido.
Mary Shelley: La muerte del monstruo es una completa biografia que combina la información histórica con la especulación y la crítica literaria. Su discurso sobre las relaciones entre creación artística y experiencia vital amplía el alcance de la obra más allá de una descripción cronológica de la vida de la artista.
Lagartos e Iglesias hablan sobre los protagonistas de la escena romántica inglesa (con un homenaje explícito a Remando al viento), pero sobre todo de la presión social sobre las mujeres y cómo se desvirtuó el relato original, convirtiéndolo en un producto de digestión fácil para el público consumidor.


Además, el juego con lo onírico y la relación especular entre realidad e imaginación, ya presentes en el clima de la novela, se muestran en la construcción de las escenas y en los recursos gráficos. Todo ello refuerza la tesis de que el monstruo de Frankenstein parte de -y, en cierta medida, anticipa- el sufrimiento de Mary Shelley; lejos de la imagen popular de un ser malvado, se convierte en su apoyo y consuelo.
"Cuando el mundo castigó tu independencia, cuando castigó a la mujer de talento, yo estaba contigo. Yo me quedé con tu dolor, Mary Godwin. Nací sin amor y me refugié en el fondo de tu mente. Me he quedado con tus lágrimas para que tú pudieras seguir viviendo."

Tan compleja y multidimensional como su compañera en esta tertulia, Lo que más me gusta son los monstruos fue, por lo que cuenta y por cómo lo hace, la gran revelación de 2017.
Es un canto de amor al arte y a las expresiones de la cultura popular y la contracultura, que actualiza la influencia del naturalismo de Goya, los expresionistas alemanes Max BeckmannOtto Dix y George Grosz, las películas de terror de Universal Studios, el arquetipo del detective privado de la novela negra clásica, los tebeos de EC Comics y el underground de Robert Crumb. También incluye guiños metanarrativos, como la cripta de los McGuffin que da acceso a un supuesto mundo subterráneo. Nadie puede dejar de maravillarse ante la riqueza que Emil Ferris ha sabido sacar de sus bolígrafos de colores y de la completa ruptura de las estructuras de la página.
Un monstruo bueno a veces asusta porque tiene un aspecto peculiar y colmillos... algo que no puede controlar... En cambio los monstruos malos quieren tener el control... que todo el mundo esté asustado para que ellos puedan llevar la batuta...
Narrativamente, admira su capacidad para reflejar y generar emociones creíbles en todos sus personajes, que aparecen definidos con igual claridad y precisión, da igual el espacio que ocupen en la obra. 
Al establecer un paralelismo entre el Berlín de entreguerras y los barrios deprimidos del Chicago de finales de los sesenta, dos espacios físicos y temporales muy distintos pero unidos por la guerra como telón de fondo, Ferris señala cómo las dinámicas de desigualdad social son siempre las mismas. Para las clases que ostentan el poder económico y político, los monstruos son los más vulnerables o aquellos a quienes consideran diferentes; para los excluidos del sistema, las auténticos aberraciones son los ricos.
En ese contexto, no es extraño que Karen Reyes se refugie en sus fantasías: la que está unida a una madre protectora y la que se relaciona con el poder, la libertad, el respeto y la vida mejor que conllevaría ser un monstruo.
The Comic Journal hizo una entrevista imprescindible a la autora. Tras conseguir el dinero necesario a través de un crowfunding, el volumen dos apareció hace un año en Estados Unidos.

1 comentario:

  1. Gracias, Jesús, tan interesante como siempre.

    Dejo estos enlaces de Jotdown: https://www.jotdown.es/2018/03/aqui-nacio-la-literatura-de-terror/

    https://www.jotdown.es/2018/09/oneirodinia/

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