12 de marzo de 2019

LGTBI+

Kiriko Nananan, Blue (Blue, 1996-97)
Tillie Walden, Piruetas (Spinning, 2017)
Premio Will Eisner "for Best Reality-Based Work" 2018

El 26 de abril se celebra el Día de la Visibilidad Lésbica. Por eso, vamos a contar en la tertulia con Ander Iribarren, sexólogo que trabaja como técnico de participación en Harrotu, un servicio público de información y atención a la diversidad sexual y de género gestionado por Kattalingorri.
Con él conversaremos sobre dos novelas gráficas realizadas por jóvenes autoras que reflejan el proceso de construcción de la identidad en la adolescencia. Un periodo vital caracterizado, quizá más que cualquier otro, por la rapidez, el cambio permanente, las decisiones acompañadas a veces de grandes dudas y otras de certezas absolutas, la preocupación por las reacciones del entorno, el descubrimiento del deseo como combinación de lo físico y lo emocional, las dudas sobre los propios sentimientos y una biografía llena tanto de separaciones como del descubrimiento de otras personas.
Relatos que se pueden etiquetar como coming-of-age, pero cuyos temas también forman parte de la realidad adulta.

En esta entrevista con Benoît Peeters, Kiriko Nananan desvela las claves de su obra:
- En lugar de dibujar un manga, trabajo como si cada viñeta fuese una ilustración independiente (...) Para mí, un manga es, en primer lugar, una combinación de varias viñetas dibujadas una por una (...) Soy cada vez más sensible a la proporción y el contraste de blancos y negros. Por ejemplo, un rostro en medio del fondo blanco no funciona si está un centímetro a la izquierda o a la derecha. La posición de cada elemento es el resultado de una decisión precisa. Pero, por supuesto, una página o una doble página deben poder ser vistas también como un conjunto equilibrado, a modo de cartel. Además del dibujo, es importante la posición del texto. Un desajuste de un solo centímetro cambia por completo el efecto de una página.
- He hablado antes sobre imágenes aisladas pero, al mismo tiempo, el manga se lee siguiendo un hilo conductor. Dentro de este camino, las viñetas sin imágenes siguen siendo manga. A veces, que el texto esté solo en medio del blanco, sin dibujo, le da una fuerza particular. Por ejemplo, describir la tristeza en medio del vacío puede reforzar ese sentimiento.
- Me obsesionan los significados implícitos, lo que está entre líneas. Por eso dejo tantos vacíos. En esos espacios se expresan, espero, sentimientos que no pueden plasmarse en palabras. Pero hay un parte inconsciente en mi trabajo y no puedo explicar por completo cómo funciona.
- Cuando era estudiante de secundaria ya había decidido escribir Blue. Sin ser lesbiana, entre las chicas que me rodeaban, alumnas de instituto como yo, había una que me gustaba en especial. Una amiga íntima. Pero como en esa época todavía era joven, no sabía que sentía hacia ella. Si otras amigas se acercaban a ella podía sentir muchos celos y a veces me preguntaba si eso no era amor. Intentaba analizar mis complejos sentimientos. Y, como ya tenía la idea de convertirme en autora de manga, me prometí que más adelante escribiría sobre ellos (...) Pero, como es una construcción ficticia, acentúa la experiencia que viví realmente.
Nananan fragmenta las imágenes y escenas, como si fuesen el resultado de un muy lento parpadeo, y dirige la mirada hacia partes del rostro o del cuerpo de sus protagonistas, dotándolos de significación. La ausencia de lo presente forma parte esencial de su estilo narrativo: hay personajes que hablan sin ser vistos, y en muchas ocasiones los escenarios, fondo de la acción, se desvanecen.
En 2002, el cómic fue adaptado al cine, al parecer sin demasiado éxito. Pese a haber sido galardonada en el Festival de Angoulême en 2008, solo es posible leer en castellano otra de las obras de la autora, El amor duele.


Nunca ignoré el hecho de que me sentía atraída por ellas. Sabía que era gay desde los 5 años. Ahora tenía casi 12.
Una auxiliar del profesor me había mostrado cómo sujetarme la manga mientras me ponía la chaqueta. Todavía recuerdo sus manos en mis hombros. Aún no tenía una palabra para describirlo pero en aquel momento lo supe.
(...)
Pero saberlo desde mucho tiempo atrás no lo hacía más fácil.
Sabía que no estaba bien y no le dije a nadie que lo sentía.
Así que silenciosamente me enamoraba, una y otra vez, sin pensar nunca que podía ser real.

Tillie Walden señala, en esta entrevista, algunos puntos en común entre ambos cómics: los límites de lo autobiográfico y el papel de la ficción, la incompletitud de algunos dibujos como opción inconsciente, el valor del blanco y negro. En declaraciones a la web Bacánika afirma: "El silencio es tan importante en los cómics. Muchas veces debo obligarme a no usarlos tanto." Como veis, hay muchos paralelismos entre Walden y Nananan...
La aparecida en El Periódico se centra en los temas de Piruetas, mientras que el encuentro celebrado en el Saló del Cómic de Barcelona 2018 -estuvo nominada a mejor obra extranjera- permite descubrir algo más sobre su relación con el mundo del cómic. También merecen la pena las declaraciones recogidas en MondoSonoro y El Cultural.
Walden -que ya ganó dos premios Ignatz en 2016- parece destinada a ser, durante los próximos años, una de las figuras destacadas del noveno arte. En castellano se ha publicado recientemente la edición en papel de su webcómic On a Sunbeam.
Me daba miedo ser gay. Me daba miedo todo el odio que veía en los vídeos de Youtube y que sabía que existía.
Pero tenía que tragarme esos sentimientos que me dejaban el estómago frío y agarrotado porque no quería darles importancia.
Solo quería estar aquí con ella.