8 de febrero de 2020

La vida cotidiana de las mujeres

Antonio Altarriba y Kim. El ala rota (2016)
Premio Zona Cómic (CEGAL) 2017
Premio al mejor guion Salón del cómic de Zaragoza 2017
Premio Splash 2017 a la mejor novela gráfica nacional
Mejor obra nacional y Mejor guionista nacional. Expocómic 2016

Ana Penyas. Estamos todas bien (2017)
Premio Internacional Fnac-Salamandra Graphic 2017
Autora revelación del Salón del Cómic de Barcelona 2018
Premio Nacional del Cómic 2018

A. Altarriba: "Porque mi madre, al igual que la mayor parte de las mujeres de su generación, no era muy dada a hablar de sí misma [...] Simplemente, estaba acostumbrada al anonimato."
A. Penyas: "Había un vacío sobre el relato de unas mujeres que en realidad nos son muy cercanas. [...] Las mujeres amas de casa que han cuidado de los demás son casi una generación entera." 
Petra, Maruja y Herminia representan la vida, casi siempre olvidada, de muchas mujeres españolas que recorrieron, invisibles fuera del ámbito doméstico, el siglo XX: la Guerra Civil, la dictadura franquista y una Transición con sombras del pasado.

Al centrar su mirada en realidades similares, es inevitable que ambas obras coincidan en muchos elementos. Entre los más interesantes, un entorno donde la pobreza está presente o es una amenaza constante, en el que las mujeres carecen de las oportunidades de desarrollo reservadas a los hombres y donde tampoco pueden elegir el lugar en que desean vivir.
A las protagonistas se les concede como único espacio el doméstico y como rol principal el cuidado de la familia; ahí están obligadas a dar pero sin recibir apenas nada, deben sacrificarse sin recompensa. La Iglesia actúa como sostén de esa resignación femenina y de determinada forma de vivir la sexualidad.
El aislamiento al que se ven empujadas es solo mitigado por la presencia de un mundo propio (la cocina, el lavadero, el patio interior, la plaza) compartido con la infancia y otras mujeres. No se trata de un entorno idílico: hay muestras de apoyo mutuo, comprensión y solidaridad, pero también rencores y e intereses ocultos.
Sin embargo, son mujeres que van enriqueciendo su visión del mundo y conquistan espacios de autonomía personal cuando encuentran la posibilidad de hacer algo más allá de lo doméstico y expresar, de esta forma, sus capacidades.

El  ala rota y Estamos todas bien son el producto de una misma necesidad sentida por sus autores: conocer y dar reconocimiento a la vida de mujeres cercanas, reflejando su intimidad. Pero también se percibe el esfuerzo por presentar la historia contemporánea como contexto que explica su situación.
Altarriba, que conoce bien esa época, se ve obligado a fabular gran parte de la vida de su madre, basándose en las condiciones generales del momento. Penyas contó con los testimonios directos de sus abuelas y los estructura como la narración que no pudieron darse a sí mismas.
Además, ambas obras reflexionan sobre las distintas formas que pueden tomar las relaciones maternofiliales y cómo cambian (o se mantienen) los papeles conforme pasan los años.

Por último, en el apartado gráfico las dos obras son muy diferentes. Kim se mueve en un estilo más clásico (como en "una película de los años 50", afirma), mientras que Ana Penyas utiliza lo que ella misma llama transferencia fotográfica y señala la influencia del expresionismo alemán.