30 de julio de 2019

Terror

Mike MignolaEl cadáver y otras historias (The Corpse, Iron Shoes, Baba-Yaga, 1995-1998)
Miles Hyman, La lotería (Shirley Jackson's "The Lottery": The Authorized Graphic Adaptation, 2016)

Un admirador confeso de Shirley Jackson, Stephen King, asegura en su ensayo Danza macabra (1981) que "inventamos horrores para ayudarnos a hacer frente a los reales".
Los dos cómics seleccionados pueden inscribirse en el género de terror, pese a que representan vertientes distintas de esa tradición.
Uno nos recuerda cómo hemos buscando siempre explicar lo inexplicable a través de la magia y otro explora las posibilidades más oscuras de nuestra naturaleza.
Mignola se sirve de lo sobrenatural, las leyendas y mitos del pasado que intentaban comprender lo desconocido y extraordinario. El relato de Jackson, sin embargo, parte de lo cotidiano y lo humano para generar una distopía inquietantemente realista.

Los tres relatos seleccionados de Hellboy forman parte de la etapa inicial del personaje -su primer aparición se produjo en 1993-. Poco a poco, Mike Mignola ha ido creando un universo propio que bebe a partes iguales del folclore europeo y de la ambientación victoriana (en este sentido, se pueden establecer paralelismos con el Sandman de Neil Gaiman).
Aunque la historia irá creciendo en complejidad, profundidad de los personajes y mitología propia, sus historias cortas, en parte fuera de la trama central, son igualmente atractivas. En ellas se respira el aroma tanto de lo gótico como de las revistas norteamericanas de terror de los años sesenta y setenta, sin olvidar un humor irreverente que juega con romper los mitos.
Aquí encontraremos versiones menos dulcificadas de las que nos suelen llegar, y más cercanas a las visiones tradicionales del entorno anglosajón, eslavo y cristiano, de seres fantásticos como los brownies (duendes), Jenny Dientesverdes, trasgos, hadas o Baba Yaga. Algunos de ellos son personajes recurrentes en la serie.
En cuanto al apartado gráfico, poco se puede objetar a la apuesta de Mignola por el contraste entre luz y oscuridad o la ausencia de detalles. Para describir su estilo, se le ha etiquetado de expresionista o tenebrista. Aquí es imprescindible reconocer el papel de sus coloristas: Dave Stewart, James Sinclair y Matthew Hollingsworth.


La versión gráfica de La lotería mantiene con brillantez el espíritu, ritmo pausado y ambiente crecientemente ominoso del relato original, que sugiere muchas interpretaciones diferentes, complementarias a la que propuso la autora. Itziar nos propone escuchar una adaptación radiofónica actual.
Puede ser una mirada crítica sobre la tradición y el comportamiento de grupo, una metáfora sobre las violencias cotidianas, el reconocimiento de que nuestro modelo social necesita víctimas para perpetuar el sistema o la descripción de una macabra lotocracia inversa.
En una extensa entrevista publicada por ActuaBD, el autor señala las claves de la estructura narrativa, composición, estilo y recursos gráficos que eligió para este cómic:
Tenía ideas muy concretas sobre la estructura de este álbum. Quería imaginar escenas inéditas, aunque inspiradas en el relato original, que permitieran que su lectura se volviese plenamente visual.
Me planteó un desafío particular: la trama se desarrolla casi en su totalidad en una plaza de pueblo, en un entorno fijo, con interacciones muy sencillas entre sus habitantes y relativamente poca acción hasta el final, cuando todo cambia de manera repentina.
Toda la fuerza del relato procede de la forma en que se desarrollan los hechos, esa tensión que se eleva incansablemente a medida que entendemos que algo terrible está a punto de suceder. Por lo tanto, era necesario encontrar soluciones visuales para variar los planos, dar a los lectores variedad de ángulos y distancias para que esta adaptación tuviera la misma calidad que la obra original. Tuve que revisar el escenario innumerables veces, tratando de afinar los detalles para que la adaptación gráfica funcionase y generara las mismas emociones -¡y el horror!- que el original.

Sobre todo, quería que el lector sintiese que conocía bien el lugar, como si estuviera "en casa", antes de que comenzara la ceremonia. Para ello, tenía que tomarme tiempo en las escenas que conducen al ritual. Para que el final, por sorprendente o chocante que sea, funcione correctamente, debe seguir siendo inesperado.

El trabajo sobre los personajes fue más complejo de lo previsto porque, entre la multitud, hay unos diez individuos que juegan un papel real en la historia. Los otros son objetos casi inanimados, símbolos de una emoción o un estado de ánimo. Sus rostros anónimos dan una cierta atmósfera a la ceremonia. Trabajé mucho sobre los ojos y el reflejo del sol en los rostros (la luz los ciega y hace que su mirada sea difícil de leer). Fue un truco para reducir todos estos personajes a un papel casi icónico: la mayoría de los personajes de La lotería son solo presencias, y la multitud se convierte casi en un personaje compuesto de una multitud de miradas indescifrables.

Mi abuela eligió un estilo realista para su historia. Para ser fiel a su intención, era importante recuperar la misma cualidad casi documental. Hay un largo trabajo previo con documentos de la época para encontrar la ropa y los detalles de este pueblo agrícola en la América profunda de la posguerra. Una vez que encontré el estilo general de la multitud, pude multiplicar las miradas y las presencias para que esta masa de humanidad "creciera", convirtiéndose en una nueva entidad más alejada de los documentos que podían inspirarla.

La oscuridad, el miedo y la angustia siempre están presentes en sus rostros, pero contenidos, ocultos bajo una aparente indiferencia. No son personas malvadas, sino que están dispuestas a caer en una barbarie despreciable por el simple miedo al cambio y a desafiar las tradiciones, por muy crueles y arcaicas que sean. Sobre todo, quería cuidar los pequeños cambios en la expresión de los vecinos, sus miradas esquinadas, las medias sonrisas sin alegría; todo debe ser sutil para respetar el estilo de Jackson. Gran parte de su genio es la capacidad para darnos el mínimo de información, dejándonos siempre sin algunas "claves" para comprender del todo la marcha de los acontecimientos. Las caras de los personajes son importantes porque nos ocultan mucho más de lo que expresan, y eso es parte de lo que hace incómoda la lectura. Mi objetivo era forzar al lector a mirarlas para tratar, sin éxito, de obtener información.

Este diseño un poco más "desnudo" de lo habitual [tres viñetas por página, con calles y márgenes anchos] es una elección inusual para una novela gráfica de gran formato, pero creo que refleja la simplicidad en las formas, la austeridad de los espacios y la voluntad de reducir los adornos al mínimo heredadas de los puritanos y sus descendientes.
[Sobre las dobles páginas con bordes guillotinados] Lo que empuja a los aldeanos a permanecen tan apegados al ritual es su relación ancestral con la naturaleza. Para enfatizar esta conexión un tanto mística con el mundo natural, tenía que ir más allá de la página, romper de vez en cuando las reglas del diseño para expresar visualmente el poder que tiene en las mentes de estas personas.

El ritmo es la base de cualquier historia, pero aún más en el caso de La lotería. Nada me importaba más que respetar el lento crescendo de la angustia que da a la historia la macabra  magia que la hizo tan famosa. Sin embargo, lo que funciona en la escritura no lo hace igual en una adaptación gráfica, y ahí es donde tuve que imaginar soluciones de guión y un lenguaje visual que produjesen la misma emoción que la versión escrita. Eso explica las primeras secuencias silenciosas, inéditas pero inspiradas en la obra, que informan sobre esa extraña tradición, sus orígenes y funcionamiento.

La intensidad del ritual tenía que intercalarse con "escapes gráficos": vistas lejanas de la multitud, enfocar de forma inesperada un detalle del lugar o una cara en concreto. Esas variaciones permiten al lector moverse como un participante más entre la multitud y la ceremonia , al tiempo que tiene una perspectiva más amplia sobre su impacto simbólico.

¿Creéis que Hyman acierta en la forma de plantear la traducción de La lotería a imágenes y que, por tanto, la adaptación enriquece el relato original? O, por el contrario, ¿coincidís en la crítica que señala que su espléndido estilo gráfico no cuadra con las largas secuencias mudas y la estructura de las viñetas?