16 de febrero de 2019

Género negro

Jules Feiffer, Matar a mi madre (Kill My Mother. A Graphic Novel, 2014)
Rayco Pulido, Lamia (2016)
Premio Nacional del Cómic 2017

Declaración de intenciones
de J.Feiffer
Los cómics que hemos elegido para adentrarnos en el mundo del crimen son, en cierta medida, un ejemplo de las dos tradiciones del relato detectivesco. Matar a mi madre es en su primera parte un homenaje explícito al hard-boiled estadounidense; Lamia recuerda, por la forma en que se estructura el relato (crimen-investigación-solución) a las novelas de la Edad de Oro. La contraposición entre acción y razonamiento se refuerza con personajes que reflejan los arquetipos fundamentales del género en sus dos vertientes.
Sin embargo, Feiffer y Pulido ejecutan una inversión clave para dotar de originalidad a sus obras: la novela problema clásica tiene mucho de juego con el lector, con muertes tan asépticas que se convierten en un mero divertimento, mientras que la evolución hacia lo "negro" conllevó mayor realismo y descripción crítica de la realidad social.
Aquí, Lamia trastoca lo que se podía esperar por su tono clásico y es la obra que de forma más clara retrata la desigualdad de una época y es más explícita al mostrar los efectos de la violencia. Por su parte, Matar a mi madre se centra en las intrigas del Hollywood dorado con menos seriedad que, por ejemplo, El crepúsculo de los dioses (B. Wilder), una de sus referencias. Es decir, los dos cómics entremezclan el tono (divertimento vs. mirada crítica/denuncia) y la forma (estructura narrativa, localizaciones, personajes y lenguaje) de ambas tendencias.
Más allá de la pertenencia y homenaje a un género y del distinto tono dramático, las dos novelas gráficas comparten varios elementos: las referencias a los medios de comunicación, y en especial la radio, como herramientas de adoctrinamiento a través del espectáculo; los efectos de las guerras y la crisis económica; las relaciones maternofiliales y de pareja... Sobre todo, coinciden en otorgar un papel protagonista a mujeres que se enfrentan activamente a un contexto social empeñado en negarles capacidad de decisión.





"Se sacrifica el dibujo y la forma por la luz y el color, en otras palabras, se pasa de las amplias y precisas descripciones a una visión vertiginosa de la realidad, dada a fogonazos, a parpadeos, a pinceladas rápidas (...)"
Iván Martín Cerezo, Poética del relato policial (2006)



Aunque estas palabras se refieren originalmente a las diferencias de estilo entre la novela policiaca clásica y la producción de Hammett y Chandler, se podrían aplicar al dibujo de dos autores cuyo nacimiento está separado por casi cincuenta años. Pulido y Feiffer traducen una sólida base documental en imágenes muy diferentes: si el primero elige blanco y negro, líneas rectas, tramas y simetrías, el segundo opta por la paleta de grises, la plasticidad en los movimientos, la ruptura con la continuidad gráfica y composiciones de página que recuerdan inevitablemente a The Spirit (no en vano, fue ayudante de Will Eisner).


Otras obras



Rayco Pulido (1978) ha visto cómo aumentaba el interés por su obra previa tras recibir el Nacional del Cómic por Lamia.
En los dos últimos años se han lanzado nuevas ediciones de Final feliz (su primer cómic, publicado en 2004), Sordo (2008), Sín título (2008-2011) Nela (adaptación de Marianela, de Benito Pérez Galdós, 2013).





Jules Feiffer (1929) es una de las referencias del humor gráfico estadounidense (Premio Pulitzer 1986 por sus tiras políticas). También ha sido autor teatral, guionista de cine y animación (su cómic infantil Munro fue adaptado como corto de animación y recibió el Óscar en 1961) y novelista.
Matar a mi madre es el primer volumen de una trilogía completada con Cousin Joseph y The Ghost Script, aún inéditas en castellano.

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