Joe Sacco, Palestina: En la Franja de Gaza (Palestine, 1992-1995)
Joe Sacco, Notas al pie de Gaza (Footnotes in Gaza, 2005-2009)
En el prólogo a la primera edición integral de Palestina, Joe Sacco afirmaba: «Los pueblos palestino e israelí continuarán matándose entre sí (...) hasta que este hecho central (la ocupación israelí) se trate como un tema de ley internacional y de derechos humanos básicos.»
Más de veinte años después, su predicción sigue vigente. Desde octubre de 2023, ha renacido el interés por comprender lo que sucede en esa zona del mundo para identificar sus causas y, quizá, encontrar soluciones. Fruto de estancias del autor en Israel y Palestina durante las dos intifadas, la guerra de Gaza ha renovado el interés por ambos ensayos gráficos, mientras su autor publica en The Comics Journal nuevas páginas sobre la situación actual.
Sacco aborda la violencia y el sufrimiento infinitos con una variedad de recursos técnicos y narrativos que nos obligan a percibir claramente ese dolor. Destacan la descripción de la cotidianeidad, la caracterización de los personajes y las perspectivas desde las que los vemos en cada imagen, la acumulación de elementos (él mismo reconoce la influencia de Pieter Brueghel el Viejo), el detalle y reiteración en las representaciones de la violencia y la muerte (como si, frente a nuestra posible incredulidad, quisiera subrayar que todo lo que se nos narra es cierto) o el formato de las páginas (por ejemplo, la primera de El Cairo recuerda a algunas portadas de The Spirit, de Will Eisner; en Presión moderada. Segunda parte el tamaño de las viñetas refleja el encierro del protagonista).
Sin embargo, al igual que Theodor Adorno sentenciaba en 1955 que «Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie», quizá nos tengamos que preguntar ahora si tenemos derecho a mirar mientras no hacemos nada. ¿Acaso estamos convirtiendo la tragedia en entretenimiento, en tema de conversación, en mero alimento para nuestra curiosidad?
Es una de las cuestiones que plantea el autor a través de de varias vías. Priorizando la voz de la población refugiada frente a las teorías e interpretaciones externas, permite que sean ellas y ellos quienes nos pregunten, obligándonos a responder. Por otro lado, en cada interacción periodista-informador nos muestra las causas y consecuencias de los hechos y destapa los límites de la mirada externa. En tercer lugar, retrata la dinámica e intereses de los medios de comunicación, el rol y las diferentes motivaciones del reportero, su papel como creador de identidades y relatos aceptables / aceptados por la mayoría.
En este sentido, parece muy consciente de sus propias contradicciones. Entre el narrador participante de Hunter S. Thompson y el compromiso ético de Ryszard Kapuścińsky, entre la ironía y la sensibilidad, en varias ocasiones confiesa con culpabilidad cómo abandona a los interlocutores que no le son útiles.
En última instancia, un dibujo refleja la visión de cada dibujante individual. No creo que esto deba desterrar las crónicas dibujadas del mundo del periodismo. Creo que es posible ser riguroso dentro del marco subjetivo de una obra dibujada. En otras palabras, los hechos y la subjetividad no se excluyen mutuamente. Yo, por lo pronto, acepto las implicaciones del reportaje subjetivo y prefiero ponerlas de manifiesto. Ya que es difícil (pero no imposible) distanciarme de una narración, por lo general ya no lo intento. El efecto, en términos de periodismo, es liberador. Ya que soy un «personaje» de mi propia obra, me concedo permiso periodístico para mostrar mi interacción con los otros. Se pueden aprender muchas cosas de esos intercambios personales, que desgraciadamente la mayoría de los periodistas tradicionales suprimen al escribir sus artículos. (Las historias que los periodistas cuentan sentados a una mesa, son a menudo más reveladoras e interesantes que lo que aparecen en sus artículos). A pesar de la impresión que quieren dar, los periodistas no pasan desapercibidos. Sobre el terreno, en el momento del reportaje, la presencia de un periodista es casi siempre percibida. Los jóvenes ablanden sus armas en el aire cuando un equipo de rodaje empieza a filmar, y se vigilan unos a otros cuando un reportero empieza a hacer preguntas. Al admitir que estoy presente en la escena, mi intención es indicarle al lector que el periodismo es un proceso con grietas e imperfecciones en el que se ve implicado un ser humano, no una fría ciencia llevada a cabo por un robot.Joe Sacco, ¿Un manifiesto? En Reportajes (2011)
Por último, hay que agradecer a este periodista que nos recuerde que la historia debería servir para comprender mejor las dinámicas de los conflictos, descubrir sus causas, advertirnos sobre las inquietantes similitudes entre pasado y presente... No para reivindicar supuestos derechos, inventar identidades, deshumanizar al adversario o justificar a través de la manipulación el deseo de conquista y la falta de humanidad.
Porque resulta descorazonador ver cómo los lugares que cita en ambas obras siguen siendo, hoy mismo, escenario de sufrimiento: Gaza, Khan-Younis, Yabalia...