16 de febrero de 2018

Autoras muy actuales

Mariko Tamaki y Jillian Tamaki, Skim (2008)
Premio Ignatz 2008 a la mejor novela gráfica. Cuatro nominaciones en los Premios Eisner 2009.
Kelly Sue DeConnik, Emma Ríos y Jordie Bellaire, Bella Muerte #1-5: El alcaudón (2013-14)
Cuatro nominaciones en los Premios Eisner 2014.

Pese a tratarse de cómics muy diferentes en lo formal, hay varias conexiones biográficas y argumentales entre las dos obras que comentamos este mes:
  • Han sido realizadas por equipos creativos más o menos estables. DeConnik y Ríos ya habían trabajado juntas, mientras que las primas Tamaki publicaron seis años después Aquel verano.
  • Sus autoras están desarrollando carreras con buena consideración por parte de la crítica y en algún momento han tomado contacto con la gran industria estadounidense.
    • DeConnik es guionista habitual de las principales editoriales (Marvel, DC, Dark Horse, Image, etc.).
    • Ríos ha pasado de los fanzines al mercado nacional y anglosajón. En esta entrevista habla sobre las diferencias entre trabajar para el mundo del cómic independiente y el comercial, y aquí repasa su carrera.
    • Mariko Tamaki ha escrito recientemente una miniserie protagonizada por Supergirl y la serie regular de Hulka.
    • Jillian Tamaki es la que menos se ha introducido en el mainstream, con solo una pequeña historia alternativa protagonizada por Dazzler, un personaje menor del universo Marvel, reflejo de la cultura disco en los años 80. Ha trabajado también en el mundo de los videojuegos, colaborando en el desarrollo de Jade Empire.
  • Skim y Bella Muerte están protagonizadas por parejas de mujeres (Lisa y Kim; Alice y Ginny) que mantienen la misma estructura de relación, con tensiones constantes entre aquello que las une y lo que las separa. La aparición de una tercera persona (Katie y Sissy) determinará su futuro y pondrá en cuestión sus identidades.
Lisa: - No me puedo creer que sean las "CHICAS celebran la vida" y que haya una foto de un tío muerto en su tablón Y que vayan a ver una película de un tío muerto.
(...)
Kim: - ¿Por qué? ¿Estás pensando en unirte?
Lisa: - ¡Ja! ¡Antes me cuelgo!
Skim y Aquel verano (que leímos hace dos años) parecen contarnos historias similares, que giran alrededor de los conflictos surgidos en la adolescencia, la exploración de la sexualidad y cómo los diferentes ritmos en el desarrollo personal pueden hacer que nos alejemos de aquellas personas a las que creíamos estar unidas para siempre.
Además de todo eso, con el ropaje de una historia de instituto las Tamaki presentan una acertada crítica de los mecanismos de presión social que intentan decidir cómo nos sentimos y qué debemos creer, promulgan una explicación oficial de las diferencias que ponen en cuestión el sistema y decretan los medios que deben utilizarse para solventar cualquier desviación de la norma.
Para Mariko Tamaki, "Skim refleja la experiencia de una niña que se convierte en adolescente, se enamora, crece (...) Va a una escuela privada femenina en Canadá, que no es diferente a la escuela secundaria a la que fui, por lo que hay elementos autobiográficos. La historia en sí es ficción."
Ginny: - Te has buscado un ejército de muertos, tullidos... y cobardes. ¿Crees que eso te da ventaja?
Alice: - No necesité ninguna ventaja para quitarte tu forma la última vez. Ni la necesito ahora. Tú eliges.
Ginny: - Nunca pude elegir.
Seguramente, Bella Muerte alcance su verdadera dimensión cuando podamos leer la saga completa, con historias independientes unidas por algunos personajes. Con una estructura narrativa que exige el esfuerzo e implicación del lector, es un western fantástico donde se condensan muchas influencias artísticas -los cantares de ciego, el cine de Sergio Leone, Lee Van Clift o Meiko Kaji, el manga, las parcas romanas-.
Los puntos fuertes de la obra están en sus personajes -"No estoy en la cabeza de Ginny (...) Se distanció de mí. Hay otros personajes en el libro que me dejan ver más de sí mismos, como el ciego o la niña cuervo. En muchos sentidos, Ginny es aún un misterio." (DeConnick)- y en la libertad creativa de sus autoras para crear su propia mitología -"Siempre he considerado Bella Muerte como una zona segura para disfrutar de la creación de un mundo, explorar conceptos que nos importan y dar vida a los personajes mientras nos retamos mutuamente" (Ríos)-.

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