14 de agosto de 2020

Oriente Próximo

Sarah Glidden, Oscuridades programadas (Rolling Blackouts. Dispatches from Turkey, Syria, and Irak, 2016)

Zerocalcare (Michele Rech), Kobane Calling (2016)

Cuando tenían treinta años, Glidden y Zerocalcare viajaron (por separado y en momentos diferentes) a Turquía, Siria, Irak y Kurdistán. un escenario geográfico y político que, por su complejidad, resulta difícil comprender en todas sus dimensiones.

El interés por desentrañar esas realidades e interpretarlas desde su propia experiencia dieron lugar a sendos relatos, mezcla de reportaje periodístico y diario de viaje. Proporcionan mucha información y referencias al contexto histórico, y nos permiten comprobar los trágicos cambios que se produjeron entre 2010 y 2015 en ese área. Seguramente, despertará nuestro interés por una zona que no suele ocupar espacio en los medios de comunicación, más interesados por los sucesos, la novedad constante y la simplificación que por la reflexión y el análisis.

Se trata de dos obras complementarias, tanto por sus diferencias como por sus similitudes. En primer lugar, el punto de partida. La norteamericana acude como miembro de un equipo de periodistas, mientras el italiano lo hace gracias a una red de activistas. Distintas vías permiten, sin embargo, dar respuesta a motivaciones similares: ver sin intermediarios qué está sucediendo, comprobar si la imagen construida desde la distancia concuerda con la realidad y descubrir cómo actuar tras conocer de cerca el sufrimiento de otras personas. Para ambos, significará transmitir lo que han descubierto con la mayor fidelidad posible.

Por eso, los dos convierten en un tema central qué podemos conocer, cómo reducir el sesgo personal y evitar distorsionar o manipular la realidad, siquiera inconscientemente, al relatar los hechos. Es destacable la forma en que abordan esta preocupación a través de estrategias diferentes. Ella se esfuerza por asumir el rol de observadora, mientras que él no esconde su protagonismo. Glidden, interesada por la naturaleza y papel actuales del periodismo, se apoya en los registros de las conversaciones y en la referencia permanente a sus fuentes. Zerocalcare, que en su web describe Kobane Calling como un "no reportaje", opta por reconocer con sinceridad -y por cuestionarse- cuáles son sus límites, qué puede contar o no, cómo afecta a su propio relato ser quien es. Aquí hay otro punto de contacto: en Oscuridades programadas, la autora estudia al ex soldado Dan continuamente, intentando descubrir en qué medida el pasado le hace relacionarse e interpretar el mundo desde otra óptica distinta a la de sus compañeros de viaje.

Acompañando a esa voluntad documental, reconocida o no, los dos cómics dan protagonismo a las emociones como elemento constitutivo fundamental de la realidad. Las historias personales son la clave para comprender las causas y, sobre todo, las consecuencias de los conflictos y decisiones políticas. En este sentido, las acuarelas, estructura clásica de las páginas y viñetas o la minuciosidad en el registro de las expresiones y gestos de Glidden contrastan con el estilo de Zerocalcare, propio del humor gráfico y la caricatura, pero igualmente efectivo a la hora de abordar con seriedad las vidas de las personas afectadas.

Como conclusión, las dos lecturas confirman que es posible crear contenidos atractivos para los lectores basándose en un examen riguroso de las múltiples dimensiones de la realidad sociopolítica. En este caso, por ejemplo, los efectos de la intervención militar extranjera, la legitimación internacional de algunos regímenes, la violencia, la resistencia armada, el papel de las mujeres o la situación de los refugiados, ejemplificada en la incertidumbre de las largas filas de espera y las salas atestadas.

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